Con aires de príncipe valiente, desembarcó ayer en Venezuela el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, recién escogido por Raúl Castro como su sucesor. Dice venir a nuestro país con la intención de colocarse en la primera línea de defensa de Nicolás Maduro, amenazado –según insisten en afirmar a dúo– por el “imperio”, aunque sin señalar a nadie en especial a menos que sea Donald Trump.
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