Para mi amigo, JBE, por sus buenas ideas.
En
las últimas semanas los venezolanos hemos tenido que estirar hasta el
infinito nuestra capacidad de asombro, al ver como el régimen de Nicolás
Maduro cancela placets de diplomáticos guyaneses, decreta estados de
excepción a lo largo de nuestras fronteras, provoca hasta lo indecible
al gobierno de Colombia con incursiones aéreas e insultos de la procaz
Delcy Rodríguez, agrede al gobierno de Chile, regaña al Secretario
General de la OEA, Luis Almagro, y – lo más trágico – prostituye aún
más al sistema judicial, al utilizar una jinetera moral llamada Susana
Barreiros para que dicte una sentencia cruel y absurda en contra del
líder opositor Leopoldo López.
Este
tenebroso panorama se combina con un estado de quiebra financiera
técnica del país, el cual ya ha incurrido en cesación de pagos con sus
acreedores domésticos y algunos extranjeros y con una oleada de
protestas y recriminaciones en contra del régimen de Nicolás Maduro por
parte de organizaciones internacionales y personalidades democráticas de
todo el planeta.
Este
es el cuadro existente en Venezuela. Parte de este cuadro es la
elección legislativa del 6D. Sobre este evento hay, como en ocasiones
pasadas, diferencias de opinión por parte de quienes adversan el
régimen: votar o no votar. Quienes opinan que no debemos ir a votar se
apoyan en conocidas lacras del sistema electoral venezolano, controlado
por mujerzuelas sin conciencia como Tibisay Lucena, quienes cada día
urden nuevas tretas para descorazonar a los votantes, apoyándose para
ello en una Fuerza Armada podrida hasta la raíz y negando la observación
internacional que daría credibilidad al evento. En base a estas lacras e
indignidades bien conocidas, muchos venezolanos piensan que no debemos
avalar una nueva tragicomedia con nuestro voto. Esa es una opinión que
encuentra hogar en un pedazo de mi alma. Pero tengo una convicción que
ocupa un pedazo aún mayor de mi alma: creo en el voto como arma
ciudadana, una de las pocas armas, no importa cuán imperfecta, que
tenemos quienes deseamos un cambio de régimen.
El
voto no excluye ninguna otra alternativa. Pero pregunto: Hay alguna
alternativa que podamos esgrimir antes del 6D para expulsar este régimen
maldito? Si la hay, me anoto. Si no la hay, debemos ir a votar
masivamente el 6D.
Para
apuntalar mi opinión digo que hoy se siente un cambio fundamental en el
ambiente político venezolano, un cambio sutil pero poderosísimo cuya
presencia es percibida en todos los rincones de nuestro país y en muchos
lugares del mundo civilizado. Este es un cambio generado por el gran
ejemplo de coraje moral que nos ha dado Leopoldo López y, al mismo
tiempo, generado por la estupidez y perversidad de Nicolás Maduro,
Diosdado Cabello y su mensajera, Susana Barreiros. Al condenar a
Leopoldo López de manera tan cínica y abusiva el régimen ha contribuido
poderosamente a crear un estado de indignación nacional que ahora
encuentra eco en países y líderes políticos en todo el planeta.
Este
cambio en el escenario político puede ser expresado así: el 6D no es ya
una simple confrontación entre el régimen y la MUD. Será una
confrontación entre el régimen y la Nación venezolana, la nación que no
ha muerto, que ha sido puesta de pie por las afrentas del régimen, que
despierta de su lasitud para ponerle fin a los abusos de la pandilla.
Ayudada por la presión internacional sobre el régimen, por el desprecio
que este régimen ha generado entre los demócratas de todo el mundo, por
la carga de indignación que busca una vía de expresión, la Nación
venezolana irá el 6D a darle una solemne patada por el fundillo a
Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello.
Por
los últimos tres años he estado, infructuosamente, tratando de
interesar a venezolanos con influencia en el sector de la oposición a
convocar e integrar un Gran Frente Nacional para enfrentar el régimen,
un frente que agrupe efectivamente a lo que se puede llamar la Gran
Sociedad Civil. Ello, porque sabemos que la MUD es parte importante pero
no el todo de lo que ese frente debe ser. He aquí que los
acontecimientos de las últimas semanas, en especial el juicio a Leopoldo
López, se han encargado de crear ese frente de manera espontánea, sin
que haya habido una convocatoria formal.
EL FRENTE EXISTE. LA NACIÓN ESTÁ DE PIE
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