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Saludos,
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
Agridulce
Amigos, muchas noticias este jueves. Se nos hace difícil hacer una Ceiba de rápida lectura con tantos acontecimientos, todos relevantes, en Venezuela y en el mundo por estos días.
Sin embargo, no podemos dejar pasar dos temas importantes, en un día tan agridulce como el de hoy.
Tenemos la felicidad de ver a nuestro presidente electo recibido con honores de jefe de Estado y ovacionado por los venezolanos en Lima, haciendo las alertas pertinentes y pidiendo más presión en aras de una pronta transición democrática en Venezuela.
Sin embargo, al mismo tiempo, nos acongoja y nos da mucho pesar la tristeza y el desasosiego de cientos de miles de venezolanos, trabajadores, decentes y echados para adelante, hoy muy preocupados, con toda razón, por su incierta situación migratoria en los Estados Unidos.
El culpable
El culpable de toda esta desgracia tiene nombre y apellido, Nicolás Maduro, el jefe de los “trenes”, así como de los lavaperros prosternados a su servicio. El martirio que vivimos los venezolanos con la dictadura de Maduro es suficiente como para que se sume otro sufrimiento. Es un dolor injusto e inmerecido.
Rogamos que muy pronto podamos salir de esta pesadilla comunista, sin cuyo fin no cesará la crisis migratoria como acertadamente señala el presidente González Urrutia. Nos atrevemos a decir que no solo regresarán miles: serán millones los venezolanos que volverán a su tierra una vez hayamos conquistado la libertad.
Sin embargo, mientras eso ocurre, pedimos a quienes corresponda que no dejen desprotegidos a los venezolanos de bien, estén donde estén.
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