Ya no hay sorpresas en Venezuela, cuando de desprecio de los derechos humanos se trata. La cotidianidad nos pone frente a un desfile de sucesos brutales que dejan de asombrarnos porque nos topamos con ellos todos los días. La brutalidad enseñoreada, la indiferencia de las autoridades ante los atropellos de las prerrogativas de la ciudadanía ha llegado al extremo de colocarnos ante situaciones aberrantes que son el pan de cada día, y alrededor de cuya reiteración cada vez más disminuyen las reacciones de repudio. Tal vez el caso de la masacre perpetrada en la cárcel de Acarigua nos lleve como sociedad a una alarma sobre los límites de inhumanidad que se han traspasado y que llegan a todos los rincones del mapa, porque del régimen que los ha creado y multiplicado no cabe la esperanza de una rectificación, ni siquiera de un gesto que conmueva a sus cabecillas y los lleve a un cambio de conducta......
EN: http://www.el-nacional.com/noticias/editorial/masacre-acarigua_283555
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