Sunday, November 30, 2014

Alma Llanera: 100 años al ritmo del Arauca vibrador

En: Recibido por email

19/09/2014 01:32:00 p.m. | Emen.- Ningún venezolano es inmune al Alma llanera. Todos conocen su primer verso y cualquiera es capaz de tararear el resto. Los acordes y letra de este joropo de inmediato se traducen en un sentimiento de identidad nacional, de pertenencia y de orgullo. Su impacto es de tal magnitud, que no son pocos los que se han estremecido y hasta llorado al escuchar sus notas lejos del país.

Decretada por el sentir popular como el segundo himno nacional, el tema trascendió a su creación, a sus creadores y al paso del tiempo. Al celebrarse hoy 100 años de su estreno (19 de septiembre de 1914), el Alma llanera se ha consolidado sin duda como un símbolo de Venezuela en el mundo, y como un fenómeno musical en América Latina.

¿Cómo alcanzó tanto éxito una canción que en principio no fue concebida para ser presentada de manera individual?

“El gancho para que haya pegado tanto es el nacionalismo. En aquella época no existía el repertorio que tenemos hoy en día”, explica Reynaldo Armas.

También influyó el contexto en el que se presenta la canción, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez. “Uno de los fines del proyecto político de Gómez fue el de instaurar un nacionalismo por medio de un discurso y estética del criollista y un sentido de patria a través de la educación, la artes, los medios de comunicación, el poder militar etc., por lo que constituyó así la figura del llanero como un símbolo de identidad nacional”, explica Érika Perera en su escrito Alma Llanera: un adefesio convertido en himno popular (Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales -online-).

Junto a esto, Armas destaca el impacto de la letra de la canción en dieros colectivos.

“Es muy importante también el arranque. El Arauca es un río que divide a Colombia de Venezuela por la parte más importante y la más tadicionalmente poblada, que es el Departamento de Arauca y el Municipio Páez del estado Apure, lo que se llama el Alto Apure. Cuando dice ‘yo nací en una rivera del Arauca vibrador’, eso lleva a que se identifiquen con ella venezolanos y colombianos. Y esa también es parte del éxito de la canción, que es un tema binacional”, acota.

Con música del maestro Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954) sobre un texto del intelectual villacurano Rafael Bolívar Coronado (1884-1924), Alma llanera debutó en la escena nacional como parte de la obra Alma llanera: zarzuela en un acto, escrita por el último.

Aunque la obra fue bien recibida, el mayor impacto y trascendencia lo alcanzó desde el principio el tema Alma llanera.

“Lo que corre por toda Caracas y el interior de la República después de ese estreno es el joropo, es lo que realmente logra un impacto en la sociedad, porque posteriormente la zarzuela no tiene ninguna trascendencia”, detalla Jesús Colmenares, presidente de la Asociación Venezolana de Intérpretes y Productores de Fonogramas (Avinpro).

Colmenares cita igualmente como factores clave para la difusión y la internacionalización de Alma llanera, la inclusión del tema en el repertorio de la Banda Marcial Caracas, dirigida por Pedro Elías Gutiérrez, y su incorporación a la banda sonora de la película Escuela de sirenas (Bathing Beauty, 1944), de George Sidney, protagonizada por Esther Williams, Red Skelton y la mexicana Lina Romay (esta última es quien interpreta Alma llanera).

“Pedro Elías tuvo la visión, primero de grabar el tema en rollos para pianola y posteriormente llevarlo a un set de grabación para que tuviera una difusión mayor. Luego, cuando Alma llanera es incluida en la película Escuela de sirenas comienza a ser grabada por diferentes intérpretes. La cinta va proyectar la canción porque el maestro Xavier Cugat era uno de los más reconocidos directores de orquesta de la época. Solo estar en esa película contribuyó a difundirla mundialmente”, cuenta Colmenares, quien se encuentra ultimando los detalles de un libro con la historia del tema.

El éxito alcanzado por el Alma llanera, sin embargo, nunca llegó a conocimiento del autor de su letra, quien murió antes de que el tema comenzó a internacionalizarse. Además, “él se sentía avergonzado de haber escrito semejante cosa. Es común que los artistas se equivoquen al prevenir el alcance de su obra”, manifiesta Lupe Gehrenbeck, autora de la pieza teatral Bolívar Coronado, en la que explora la vida del intelectual villacurano, también conocido como “el hombre con más de 600 nombres”.

“La zarzuela del Alma llanera es de las pocas cosas que Bolívar Coronado firmó. La escribió por encargo de Gómez y como el Alma Llanera se volvió rápidamente una canción popular, Gómez satisfecho le ofreció complacerlo en lo que quisiera: Bolívar escogió ir a España, y una vez lejos, se dedicó a hacerle la guerra al dictador: es decir que el Alma llanera fue su pasaje al exilio”, comentó Gehrenbeck.

Su desagrado por la pieza era tal, que incluso llegó a escribir en una crónica: “De todos mis adefesios es la letra de Alma llanera del que mas me arrepiento. En efecto, es esta mi página dolorosa; el hijo enclenque de mi espíritu, la cana al aire, la metida de pata”, reproduce en su texto Perera.

De la espuma

En los 100 años de historia de Alma llanera son muchas las cosas que se han dicho sobre el tema. Una de las controversias que sigue vigente involucra la letra de la canción. El “soy hermano de la espuma”, para muchos es “soy hermano de los pumas”. En realidad, “lo que dice es ‘soy hermana de la espuma’ porque en la zarzuela es una mujer quien la canta, y lo puedo decir con seguridad porque cuento con las partituras originales del tema”, afirma Colmenares. “El personaje se llama Casilda, quien le canta a Cubito, su amante. Cuando se refiere a la espuma, habla de la que se forma cuando cuando las aguas del río Arauca chocan con la orilla. De hecho, cuando el tema dice ‘para ornar las rubias crines al potro de mi amador’, se refiere a las crines del potro de su amante”, comenta el presidente de Avinpro.

Otra cosa que se ha dicho del tema, es que Pedro Elías Gutiérrez vendió los derechos del tema por un
dólar . “Eso es falso. A él se le difamado mucho con eso y se le ha acusado de haber regalado la obra. En realidad, él firmó un contrato con la compañía estadounidense Peer International, porque en Venezuela no había editoras que representaran los derechos de autor en aquella época. Gutiérrez firmó por temor a que no se reconocieran sus derechos, pero es un contrato por el que sus herederos (y los de Bolívar Coronado) reciben las ganancias de la obra”, explica Colmenares.

También está la polémica tradición, para muchos despectiva, de cerrar las fiestas con Alma llanera. Esta costumbre aparentemente surgió luego de que la Banda Marcial Caracas (que nunca lo grabó) utilizara el tema para cerrar sus presentaciones. Ante la popularidad de la canción, otras orquestas de la época también la incluyeron al final de sus sets musicales. “Con el paso del tiempo esa costumbre no era un insulto, sino que se hacía para exaltar su importancia”, dice Colmenares.

Como sinónimo de la identidad venezolana, el sentido de Alma llanera en su centenario, más que para ser objeto de homenajes y decretos, debe ser preservado, acota el especialista. Para Reynaldo Armas, la trascendencia del tema debe servir también para abrir ventanas que le den mayor difusión a las expresiones criollas.


Leer más en:
http://www.elmundo.com.ve/noticias/estilo-de-vida/musica/100-anos-al-ritmo-del-arauca-vibrador.aspx#ixzz3JSYfrYb8

Ucrania, la pasión europea

En: Recibido por email

Mario Vargas Llosa

Quienes se sienten desmoralizados con la construcción de la Unión Europea deberían ir a Ucrania; verían cómo este proyecto concita una enorme ilusión en muchos millones de ucranios que ven en la Europa unida la única garantía de supervivencia de la soberanía y la libertad que conquistaron con la gesta del Maidán contra el Gobierno corrupto de Yanukóvich y que hoy amenaza la Rusia de Putin, empeñado en la reconstitución del imperio soviético (aunque no se llame así). Verían también la serenidad estoica que muestra una sociedad invadida por una potencia extranjera, que se ha apoderado ya de la quinta parte de su territorio, y cuyas fronteras orientales, donde mueren a diario más voluntarios de los que indican las estadísticas oficiales, siguen transgrediendo centenares de blindados y millares de soldados rusos.

 “Doscientos tanques sólo en los últimos dos días y, con ellos, unos 2.000 militares, sin sus uniformes”, me precisa el presidente Petro Poroshenko, en el gigantesco y pesado edificio que ocupa, y que fue construido para el Comité Central del Partido Comunista de Ucrania. “Rusia no respetó ni un solo día el acuerdo de paz que firmamos en Minsk. Pero la invasión rusa ha servido para unirnos. Ahora, el 80% del país rechaza la intervención y está dispuesta a pelear”. Habla con mucha calma, en un inglés cuidado —es un industrial próspero, rollizo y amable y todo el mundo conoce sus fábricas de chocolates— y está convencido de que Europa y Estados Unidos no permitirían la ocupación colonial de su país.

Se dice que entre el presidente Poroshenko y su primer ministro, Arseni Yatseniuk, hay diferencias, pues este último sería más radical que aquél. Conversando con ambos, por separado, apenas las noté. Ambos creen que la agresión rusa continuará y que Ucrania, para Putin, es sólo un primer paso en su desafío al sistema democrático occidental, al que percibe como un adversario esencial de Rusia y del orden autoritario e imperial que preside; y que, en las actuales circunstancias, el jerarca ruso se siente envalentonado por la impunidad con que ha actuado creando los enclaves prorrusos de Georgia —Abjasia y Osetia del Sur—, apoderándose de Crimea e infligiendo una humillación al presidente Obama en Siria, saltándose alegremente, sin el menor perjuicio, las “líneas rojas” que éste estableció.

El jerarca ruso está ahora envalentonado por la impunidad con que ha actuado

En lo que Poroshenko y Yatseniuk se diferencian es en que el primer ministro, raro hombre público, no trata de ser simpático a su interlocutor y habla con una franqueza cruda que cualquier político consideraría suicida. “Nadie va a ir a la guerra por Ucrania, lo sabemos de sobra. Ojalá que, por lo menos, nos den armas para defendernos”. Es delgado, calvo, con unas gruesas gafas de miope y, se diría, un asceta. Economista destacado, dirigió el Banco Central, ha sido ministro de Economía y rara vez sonríe. “No soy pesimista sino realista”, asegura. “Los zares, Lenin, Stalin, trataron de desaparecernos. Ahora todos ellos están muertos y Ucrania sigue viva. ¿Qué debemos hacer, pese a la desigualdad de fuerzas con Rusia? Luchar, no hay alternativa”. Piensa que si Ucrania cae, las próximas víctimas serán los países bálticos, Polonia, las otras “exdemocracias populares”. “Putin no puede dar marcha atrás, en Rusia lo matarían. Ha hecho tragar a su pueblo que todo esto es una conjura de la CIA y los Estados Unidos. Y, por ahora, los rusos le creen y están dispuestos a sufrir todas las sanciones económicas que les inflija el mundo democrático”. Estas sanciones están afectando seriamente a la economía rusa, pero Yatseniuk no cree que ello mermará la vocación imperialista de Putin. “Su principal objetivo no es económico sino político e ideológico”.

A la ciudad de Dnipropetrovsk, extendida a ambas orillas del majestuoso río Dniéper, han llegado en las últimas semanas más de 40.000 refugiados de las provincias orientales donde se combate. El alcalde me dice que esperan otros 40.000 en las próximas semanas. Aunque las migraciones forzadas por causa de la guerra son difíciles de cuantificar, la cifra de ucranios que han abandonado las ciudades y pueblos de la frontera debe haber ya excedido el millón. Para albergar este gigantesco éxodo hay una movilización ciudadana que apoya y a veces suple al Estado precario, que se va reconstituyendo a saltos luego del cataclismo que significó el desplome de la dictadura de Yanukóvich gracias al levantamiento del Maidán.

En la enorme plaza de este nombre hay fotos de todos los muertos durante las acciones. Hablo con varios líderes de la revuelta y el que me impresiona más es Dimitri Bulatov. Organizó las caravanas de automóviles que iban a hacer manifestaciones de repudio pacíficas ante las casas de los jerarcas del régimen y aseguró las comunicaciones rebeldes. Nada más comenzar las protestas fue secuestrado, en plena calle, por individuos que —supone— pertenecían a las “fuerzas especiales” del Gobierno. Durante ocho días fue torturado: le acuchillaron la cara, le cortaron media oreja y, finalmente, lo crucificaron. Sus verdugos querían que confesara que el Maidán era financiado por la CIA. “Les confesé todos los disparates que querían pero, aun así, estaba seguro de que me matarían”. Sin embargo, al octavo día, misteriosamente, sus captores desaparecieron. Ahora es ministro de Juventud y Deportes. Joven y jovial, luce sin la menor incomodidad su oreja cortada, su gran cicatriz en la cara y sus manos trituradas. Me informa con lujo de detalles sobre los esfuerzos que hacen él y sus colegas en el Gobierno para acabar con la corrupción, grande todavía en la burocracia oficial. Le pregunto si es verdad que, apenas liberado del secuestro, fue a pelear como voluntario a la frontera. “Sí, y mi mujer me dijo que si volvía vivo ella me mataría. Pero no lo hizo”. Su mujer, que está a su lado, joven, bonita y risueña, asiente: “Da, da”.

Millones de ucranios ven en la Unión Europea la única garantía para su supervivencia

El Ejército ucranio que se enfrenta a los rusos ha renacido prácticamente de la nada; está conformado en parte por voluntarios y, dada la precariedad de los fondos de que dispone el Gobierno, existe en buena medida gracias al apoyo de la población civil. Julia, mi traductora, me cuenta que ella y sus hijos están encargados de las colectas en su calle para ayudar a los soldados y que, cada semana, van ellos mismos en vehículos alquilados a la frontera llevando las provisiones, mantas, colchones y dinero que permiten a los combatientes subsistir.

El único escritor ucranio que he leído, Mijaíl Bulgákov, se sentiría orgulloso en estos días de la resistencia y el heroísmo tranquilo de sus compatriotas. Él fue una víctima de Stalin y del régimen comunista que censuró casi todos sus libros; su obra maestra, El maestro y Margarita, sólo apareció en los años setenta, muchos años después de su muerte. En lugar de mandarlo al Gulag, Stalin tuvo el refinamiento de darle un trabajito miserable en el mismo teatro donde se habían estrenado sus obras más exitosas, como para que se muriera a pocos de nostalgia y frustración.

Voy a visitar su casa-museo en la bonita cuesta de San Andrés, donde hay una bella iglesia ortodoxa, pintores callejeros y quioscos llenos de camisetas con insultos contra Putin y rollos de papel higiénico impresos con su cara. La casa del escritor es pulcra, blanca, llena de íconos —sus seis hermanas y sus padres eran muy religiosos— y ahí están sus cuadernos de estudiante de Medicina, su título, sus libros póstumamente publicados que él nunca vio. Visitar esta casa, este país, aunque sea sólo por cinco días, me entristece, me alegra, me subleva. Una visita tan corta le llena a uno la cabeza de imágenes confusas y sentimientos exaltados. Pero de una cosa estoy seguro: los ucranios son ahora libres y a Vladímir Putin le costará muchísimo arrebatarles esa libertad

Vía El País. España

Votos, mentiras y excusas

En: Recibido por email



 

Los resultados de las elecciones internas del PSUV, el pasado domingo, han destacado un rasgo predominante del chavismo: la necesidad de mentir, la existencia de una especie de perentoria misión de engañar a la sociedad. El chavismo lleva quince años en un reiterado ejercicio de patrañas, que sus afirmaciones sobre su fracasado evento electoral ponen de bulto.

No es fácil el ocultamiento de lo que pasa ante la vista de todos. Ni inventar lo que no pasa. No se puede cambiar una realidad que ha discurrido sin disfraz entre los hombres que caminan por las calles en un día de asueto, o tienen tiempo de sobra para escuchar los comentarios de los vecinos sobre las vicisitudes de la calle. Fue lo que ocurrió el domingo anterior ante el desarrollo del proceso anunciado por el PSUV para la escogencia de delegados. La gente salió a sus ocios, o simplemente se asomó por la ventana, para constatar el fracaso de lo que se anunció como un capítulo esencial de democracia interna. No hubo tal capítulo y, por lo tanto, tampoco se advirtió la existencia de un avance de democratización pregonado con bombos y platillos. ¿Por qué? Porque nadie lo vio, pese a que se trataba de un evento público; porque no se formaron aglomeraciones en los centros electorales, porque el anuncio no se materializó ante la vigilancia de la comunidad convertida en reportera de su cotidianidad.

Sin embargo, los voceros del gobierno y del PSUV llegaron a una conclusión distinta: la diana sonó en la madrugada para que los acólitos saltaran presurosos de la cama, como en los tiempos entusiastas del comandante eterno; las colas fueron gigantescas, como las de Mercal y Daka; la gente se peleaba por votar, como si persiguiera un frasco de detergente; reinó la alegría, en medio de un proceso festivo y prometedor. Tales fueron las afirmaciones de los voceros del oficialismo, para tapar con un dedo el Sahara de la ausencia de militantes. Más todavía: el presidente Maduro, en eufórica intervención, llegó a asegurar que acababa de ocurrir un hecho histórico que cambiaría la trayectoria de los partidos y de la política en general.

No estamos ante un asunto novedoso porque, como se afirmó al principio, la mentira y la tergiversación de la realidad son consustanciales al chavismo, pero el tamaño de la patraña pone de relieve el empeño de hacerle fraude a la opinión pública. Aun frente al desmentido abrumador de un hecho que jamás sucedió, pese a que no se puede ocultar ante nadie la descomunal ausencia de votantes, tan brutal que ni siquiera la pudo inventar un canal tan embustero como VTV, han pretendido la mutación de la ausencia en presencia, del desgano en entusiasmo y de la decadencia en apogeo. Se ha inventado un fenómeno concreto, se ha fabricado de la nada, con la ayuda de los medios de comunicación que dependen del erario o que son sus desvergonzados colaboradores.

Y no faltó la explicación risible sobre la inexistente comparsa, capaz de conceder mayor relieve a la indecente propagación de una falsedad. Hubo votantes de sobra, afirmó uno de los voceros más calificados del PSUV, tantos que no vamos a detallar el número por motivos estratégicos. No conviene que nos vean tan fuertes, quiso decir. Es preferible pasar agachados, se atrevió a sugerir. La estrategia aconseja modestia, también asomó. Una excusa tan hilarante, tan carente de asidero, no exhibe la fortaleza de una organización política sino una evidente decadencia. También patentiza la debilidad de los argumentos que fabrican en unos laboratorios lampiños de ideas.

Pero, como la realidad no admite manipulaciones tan groseras, ni explicaciones distinguidas por una flojera que no debe permitirse un gobierno que respete a la ciudadanía y se respete a sí mismo, debemos pensar en una conducta de displicencia frente al pueblo, en un desprecio del parecer ajeno, capaz de permitir la reafirmación de un divorcio frente a los asuntos relativos al bien común que se incrementa sin solución de continuidad. Gracias a pormenores como el que se ha comentado, se agiganta un rasgo de gélida indiferencia, o de descomunal prepotencia, que permanecerá mientras sigan en el gobierno quienes lo encarnan.

 Vía El Nacional

Ganadores y perdedores

En: Recibido por email

Mario Szichman

¿El diagnóstico del periódico The Financial Times tras la parálisis exhibida por la Organización de Países Exportadores de Petróleo durante su última reunión en Viena?: la OPEP nada puede hacer pues “se ahoga en un océano de crudo barato”.

El diario londinense recordó que en la década del setenta, el jeque Ahmed Zaki Yamani, ministro de Hidrocarburos de Arabia Saudí y la figura más prominente del cartel petrolero entre 1962 y 1986, anunció orgulloso: “Tengo al mundo colgando de un hilo”. Pero hoy, señaló el periódico, le ha tocado a la OPEP el turno de mecerse al viento. La organización decidió en Viena cruzarse de brazos y dejar que actúen “las fuerzas del mercado”, creyendo en las habituales mentiras del capitalismo salvaje.

Las fuerzas del mercado nunca actúan por su cuenta. Siempre hay mecanismos para graduar el alza o caída de los precios. Pero en esta ocasión, operaron fuerzas centrífugas que favorecieron a algunas naciones del Golfo Pérsico y dejaron a otros miembros de la OPEP colgando del pincel, como es el caso de Irán, Argelia y Venezuela.

La revista The Economist lo explicó de esta manera: hay dos campos bien delineados en el cartel petrolero. Por un lado están la mayoría de los países del golfo Pérsico: Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar.

Con la excepción de Irak, que no pertenece a la OPEP y está hundido desde hace casi una década en la guerra civil, y de Irán, que si bien es miembro del cartel está en serios problemas debido a las represalias decididas por Occidente a raíz de su programa nuclear, el resto de los productores del golfo tiene cientos de miles de millones de dólares en el banco.

La hostilidad entre Arabia Saudí e Irán es innegable. Los saudíes son sunitas, y los iraníes chiítas. Todo aquello que contribuya a destruir al enemigo y a sus aliados, es bienvenido. En este caso, los saudíes tienen la vara alta. Si además de afectar al régimen de Teherán pueden fastidiar al gobierno de Venezuela, lo harán. Y lo están haciendo.

Además, en las últimas semanas, el gobierno de Riad decidió bajar los precios del crudo que envía a Estados Unidos, con el propósito de acrecentar sus cuotas en el mercado norteamericano. Esa, al parecer, será la tendencia que seguirán los países ricos de la OPEP en los próximos meses: ampliar sus mercados en canje por la disminución de precios.

Entre tanto Irán, Argelia y Venezuela serán los países más castigados por la baja en la cotización del crudo, dijo Rachel Ziemba, analista de la consultoría Roubini Global Economics.

Los casos de Irán y Argelia se entienden. En Irán, las sanciones económicas han drenado sus divisas. Además, tiene problemas en los mercados. The New York Times señaló que el gobierno de Teherán debe almacenar diariamente unos 100.000 barriles de crudo en tanqueros a raíz de la falta de clientes.

En cuanto a Argelia, es otro país con graves problemas políticos y fuerte tensión social. Pero el caso de Venezuela es resultado exclusivo de quince años de chavismo. Cuando el petróleo llegó a superar los 130 dólares por barril, esa inmensa fortuna se dilapidó vendiendo el crudo a precios de gallina flaca a países aliados, o se lo convirtió en objeto de trueque, a cambio de proyectos en ocasiones grandiosos y en otras totalmente insensatos.

El fallecido presidente Hugo Chávez se obstinó en planes megalomaníacos, entre ellos un oleoducto de Venezuela hasta la Argentina, que nunca se concretó. El dinero nunca se guardó para la época de las vacas flacas.

Todo se derrochó, y una crecida cantidad desapareció sin dejar rastros, como esos 22.000 millones de dólares ausentes de las arcas de Cadivi de los cuales nunca más se volvió a hablar. Ahora el petróleo ha perdido buena parte de su valor –se cotiza a un precio 30 por ciento menor al de junio– y no hay manera de encarrilar las finanzas. Y la situación no mejorará en el corto plazo. La consultoría IHS pronostica que en el 2015 la oferta de crudo seguirá excediendo la demanda, manteniendo los precios en baja.

Igor Sechin, presidente de Rosneft, la empresa petrolera estatal de Rusia, vaticinó que el crudo caerá a menos de 60 dólares el barril en la primera mitad del 2015. Y el factor que tiene muy preocupados a los productores de la OPEP es el petróleo de esquisto que se extrae en Estados Unidos. The New York Times indicó que durante el 2014, Estados Unidos lanzó al mercado un millón de barriles diarios de ese crudo, y en el 2015, la cifra podría ascender a dos millones de barriles. El mundo se está ahogando en petróleo, y algunos de sus productores han comenzado a lanzar el grito de “¡Sálvese quien pueda!”
 

Vía Tal Cual

Un régimen debilitado

En: Recibido por email

Antonio María Delgado/El Nuevo Herald

Cuando le tocó declarar en junio sobre su presunta participación en el más reciente complot de magnicidio desempolvado por el régimen de Nicolás Maduro, la diputada María Corina Machado fue interrogada por más de ocho horas en la fiscalía, pero nunca le preguntaron sobre los presuntos correos electrónicos que le incriminaban.

La dejaron salir de la fiscalía, y por cinco meses la justicia chavista no volvió a pronunciarse sobre la extravagantes acusaciones, basadas en unos correos que la policía dijo haber interceptado pero que luego se demostró, con la ayuda de Google, que habían sido forjados.

De manera que el proceso judicial contra Machado parecía estar condenado a quedar engavetado en el ya repleto archivador de exóticas conspiraciones que el chavismo saca periódicamente para distraer la atención del público y que en el pasado han incluido el presunto complot para inocularle cáncer a Maduro, y supuestos planes de la oposición de comprar una veintena de aviones de combate para operarlos desde Colombia.

Así parecía, hasta que Machado se atrevió a solicitar la renuncia de las cuestionadas rectoras del Consejo Nacional Electoral, y a las cinco horas agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) estaban en la casa de la dirigente, notificándole que debe presentarse ante la fiscalía para ser imputada formalmente con cargos relacionados con el presunto complot de magnicidio. “Es difícil pensar que no hay una relación entre los dos eventos”, dijo Machado, quien tiene previsto presentarse la próxima semana a la fiscalía, corriendo así el riesgo de quedar detenida.

Machado dijo que la citación judicial refleja la desesperación del régimen. “En cualquier otra circunstancia, uno diría que es inconcebible que un juicio que ha sido objeto de la burla y de la ridiculización dentro y fuera del país, sea llevado a cabo”, declaró la diputada en una entrevista telefónica.

"Pero esto es una reacción frente a su descalabro. Es un régimen que entiende está frente a su mayor debilidad, y que ha optado por una represión brutal”, manifestó. “Venezuela se está convirtiendo en un país sitiado y en lo que concierne mi caso, lo que está detrás de esto, es el deseo de ejecutar públicamente un castigo ejemplarizante”.

El régimen, que en el pasado intentaba de alguna manera esconder su esencia autoritaria detrás de las instituciones democráticas que controlaba, ya no se molesta por cuidar las formas, dejando en evidencia la inexistencia de la justicia en las cortes venezolanas, y cómo éstas son utilizadas por Maduro como instrumentos de represión y persecución política, explicó.

Y el uso represor de la justicia va en incremento, en momentos en que el régimen tratar de contener el creciente descontento de la población derivado de la crisis económica.

Los planes represores de Maduro pueden verse en las recién introducidas leyes habilitantes y en la reforma a la ley contra la delincuencia organizada y el terrorismo, que son “una cosa monstruosa”, y que dejan al ciudadano en una condición de indefensión aún mayor frente al Estado.

También pueden verse en la reciente ola de detenciones que el régimen está realizando. "Estamos hablando de que en Venezuela hoy en día tenemos a tuiteros presos. Estamos hablando de que trabajadores y dirigentes sindicales, simplemente por exigir el cumplimiento de sus contrataciones colectivas están presos. Estamos hablando de que cualquier periodista, o incluso una ama de casa, o un empleado público que medio alce la voz está en riesgo de ser encarcelados por un régimen que intenta aplastar toda forma de disidencia”, dijo.

En un ambiente como ese, es de esperarse que el régimen intente encarcelar a Machado, cuya voz se ha vuelto muy incómoda. La diputada –cuyo puesto a la Asamblea Nacional fue arbitrariamente suspendido por el presidente de la entidad, Diosdado Cabello– acompañó al encarcelado líder opositor Leopoldo López en su llamado a la población venezolana a salir a protestar contra las pretensiones de Maduro de terminar por instaurar un régimen dictatorial de corte castrista en Venezuela.

Machado también participó en los esfuerzos por alertar ante la comunidad internacional las cada vez más frecuentes violaciones a los derechos humanos cometidos por el régimen de Maduro, presentando el caso de las fuerzas democráticas del país ante la Unión Europea, Canadá y ante la Organización de Estados Americanos.

Fueron precisamente sus esfuerzos por denunciar el régimen ante la OEA lo que llevó a Cabello de quitarle a Machado su curul ante la Asamblea Nacional pese a que fue la diputada que sacó el mayor número de votos de todos los legisladores.

La citación ante la fiscalía se produjo luego de que Machado solicitara la renuncia de todas las rectoras del Consejo Nacional Electoral (CNE), en momentos en que la mayoría de los venezolanos duda que el organismo controlado por el chavismo pueda garantizar comicios libres y transparentes en Venezuela.

“La desconfianza en el CNE ha llegado a niveles históricos. Estamos hablando de que prácticamente todo el sector opositor y una porción enorme del propio oficialismo, no confían, no creen en este Consejo Nacional Electoral”, explicó Machado.

“Y estas señoras, que no gozan de credibilidad ni de confianza alguna, en este proceso de tratar de mostrar una supuesta renovación de los poderes públicos, dos de ella aparecen como postuladas para reelegirse […] Eso es una bofetada para el pueblo de Venezuela

Vía Tal Cual

Caricaturas de 29/11

En: Recibido por email







Edo

Haga clic para ir a la página de Edo



Los garabatos de Fonseca – Noticiero Digital 



Luis - El Diario de Guayana



La pistolada de hoy - Pam-chito - Notitarde



Weil - Tal Cual

Haga clic para ir a la página de Weil



Zapata Zos - El Nacional 



Bozzone - El Carabobeño

Se parecerá 2015 a 2014

En: Recibido por email



Nadie pudo prever a finales de 2013 la epidemia de ébola, el auge del Estado Islámico o la invasión de Crimea. ¿Qué cabe esperar del año próximo?

Moisés Naím



El País

Noviembre 29, 2014


http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/29/actualidad/1417277273_147163.html


Es probable que, donde usted vive, la temperatura, la nubosidad y la precipitación de mañana sean similares a las de hoy. Esta es una antigua fórmula para pronosticar el tiempo que los meteorólogos llaman la regla de la persistencia. Obviamente, no siempre funciona.

Durante el verano, y en zonas tropicales, esta regla es más confiable que durante el invierno en los países de clima templado, por ejemplo. Y antes funcionaba mejor que ahora. La variabilidad del clima ha aumentado, creando sorprendentes cambios en los patrones históricos de temperatura y precipitación. Pero este artículo no es sobre el clima. Es sobre los eventos que han desestabilizado al mundo en 2014 y la probabilidad de que persistan y nos afecten a todos el año próximo.

Esa probabilidad es baja. Lo más factible es que 2015 nos depare sorpresas muy diferentes a las de este año, e igualmente difíciles de prever. ¿Quién pronosticó, a finales de 2013, que en 2014 el Estado Islámico (EI), súbitamente convertido en una formidable fuerza militar, invadiría Irak? ¿O que Vladímir Putin invadiría Crimea, desestabilizaría Ucrania y que Occidente impondría a Rusia duras sanciones económicas? ¿Quién anticipó que la epidemia de ébola en África desataría el pánico mundial o que los precios del petróleo entrarían en caída libre? Nadie. Ni los gobiernos, sus militares y servicios de inteligencia, ni organismos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, ni los grandes bancos privados o empresas multinacionales, ni académicos, editorialistas o futurólogos. Nadie.

Por ello aplicar la regla de la persistencia al mundo de 2015 sería un error. Ciertamente ni el ébola, ni el EI ni la beligerancia de Putin desaparecerán en 2015. Pero no serán tan importantes como este año. Tristemente, en 2015 el ébola seguirá provocando víctimas, y si bien algunos países lograrán contener su expansión, en otros estallará con fuerza. Esto ya está pasando: mientras que en Liberia hay progresos, en Sierra Leona la epidemia se ha agudizado. Pero, afortunadamente, los peores cálculos sobre la letalidad de la crisis no fueron correctos. Los pronósticos eran de 10.000 nuevos casos cada semana, que escalarían hasta llegar, en enero de 2015, a 1,4 millones de nuevos infectados. Y cientos de miles de muertos. En realidad, hasta ahora han fallecido en todo el mundo 5.674 pacientes y el número total de casos es de 15.901. Las pérdidas económicas en África subsahariana, originalmente estimadas en 25.000 millones de dólares para 2015, ahora se calculan entre 3.000 y 4.000 millones de dólares.

Algo parecido ha pasado con el Estado Islámico. Continuará operando militarmente, a veces con éxito, en la inmensa franja de territorio que va de Siria a Irak. Individuos y células dirigidas o inspiradas en esa organización atacarán blancos en otros países. Pero el financiamiento, los líderes, la movilidad, el armamento y, en general, la capacidad militar del Estado Islámico se verán disminuidos mientras que las capacidades de sus enemigos habrán aumentado. El Estado Islámico se enfrenta a una alianza, hasta hace poco inimaginable, de más de 50 naciones que incluye a Estados Unidos y varios países europeos y de Oriente Próximo. Todo indica que el futuro del EI no será tan exitoso como su brevísimo pasado.

Otro que ha creado las condiciones para la aparición de una alianza también inimaginable es Vladímir Putin. A pesar de su reciente acercamiento a China, la realidad es que el presidente ruso se las ha arreglado para que muchos países se unan para tratar de contener sus atropellos. Así, Putin ha logrado aislar a su país y dañar gravemente su economía. La caída de los precios del petróleo, la masiva fuga de capitales y las severas sanciones económicas hacen que las bravuconadas del presidente ruso sean vistas cada vez más como gestos de histrionismo nervioso que como los actos de un líder seguro de sí mismo y de su poder. En 2015, la debilidad de Vladímir Putin dará más que hablar que su fuerza.

Pero si los principales eventos de 2014 no seguirán marcando la pauta en 2015, ¿entonces cuáles serán? No lo sé. Pero sospecho que algunos de los eventos que nos podrían sorprender el año próximo tendrán cuatro orígenes: 1) Un ciberataque de una magnitud y consecuencias sin precedentes; 2) Un accidente climático que también tendrá un alcance inédito; 3) La inestabilidad que sufrirán los países exportadores de petróleo como consecuencia de la caída de los precios del crudo, y 4) Buenas noticias: la firma de un tratado nuclear con Irán y el comienzo de la normalización de las relaciones entre ese país y EE UU.

México bárbaro

En: Recibido por email



El país necesita una seguridad y una justicia que protejan la vida. De la solución de fondo que se dé a la alarmante debilidad del Estado de derecho depende la viabilidad de la democracia mexicana

Los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala fueron asesinados


Enrique Krauze




El País

Noviembre 10, 2014


http://elpais.com/elpais/2014/11/09/opinion/1415563537_370456.html


La espantosa masacre de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa ha provocado una indignación social sin precedente desde 1968. Es una reacción justificada y natural. Dada la historia remota y reciente de Guerrero, la tragedia tenía fatalmente que ocurrir, lo extraño es que no ocurriera antes y que las diversas instancias de gobierno no la previeran y evitaran. No todo México es Guerrero, pero así lo parece ahora.

Guerrero es un Estado rico en playas y recursos naturales (es nuestro primer productor de oro), pero padece una honda marginación: el 70% de sus habitantes vive en la pobreza. Su tasa de homicidios, cuatro veces superior a la media nacional, es la más alta del país, y acaso lo ha sido siempre. Guerrero fue ingobernable desde tiempos coloniales, acogió muy tarde la presencia de la Iglesia (su primer obispado es de 1819, casi tres siglos después de la Conquista) y fue teatro destacado de todas nuestras guerras nacionales.

En el Diccionario geográfico, histórico, biográfico y lingüístico del Estado de Guerrero, de Héctor F. López, casi cada página refiere una querella entre montescos y capuletos, resuelta no con espadas sino con machetes. Su historia política ha sido una secuela de despojos, golpes, traiciones, desafueros, desconocimientos, derrocamientos, divisiones dirimidas a balazos y asesinatos. Desde el 27 octubre de 1849, fecha en que Guerrero nació como Estado, hasta el año de 1942 en que López

publicó su libro, solamente un gobernador había terminado su período constitucional.

Nada de esto sospechaba yo cuando de niño emprendía con mi familia la travesía anual de vacaciones al edénico puerto de Acapulco. De pronto, en 1960, mientras las celebridades de todo el mundo inauguraban el Festival Internacional de Cine en Acapulco, recuerdo nítidamente la terrible noticia: en Chilpancingo, capital del estado, había ocurrido una matanza de campesinos. Para mí, y para muchos mexicanos, fue el fin de la inocencia: la reaparición del subsuelo violento de México, del México bárbaro.

Aunque el gobernador fue destituido, aquellos hechos impulsaron el activismo de la izquierda, alentado a su vez por el reciente triunfo de la Revolución cubana. El foco de ese espíritu revolucionario fue precisamente la Normal Rural de Ayotzinapa. Fundada en los años veinte, siguió los principios de la educación socialista y siempre mantuvo una filiación marxista. De esa escuela surgió Lucio Cabañas, que con amplio apoyo social declaró —igual que Genaro Vázquez Rojas— la guerra al Estado mexicano.

En toda América Latina, el activismo revolucionario de Cuba enfrentó al Ejército, al extremo de que, para 1970, ocho de los diez países sudamericanos estaban gobernados por dictaduras militares. México era una excepción, por el pacto no escrito establecido con Cuba desde 1959: México fue el único país del orbe americano que se negó a romper relaciones con Cuba, a cambio de lo cual Cuba se abstuvo de apoyar a los revolucionarios mexicanos. Eso explica que, en los años setenta, el presidente Echeverría (1970-1976) abriera las puertas del país a los refugiados que huían del terror militar de Chile y Argentina, mientras desataba el terror (sobre todo en el Estado de Guerrero) para acabar con los focos guerrilleros. En esos años, Guerrero se volvió el estado más militarizado de México. Tras una década de intensa violencia conocida como la "guerra sucia", y tras la muerte de los líderes guerrilleros, a partir de los ochenta la zona se sumió en una engañosa calma, punteada por nuevos hechos brutales, como la matanza de Aguas Blancas en 1995.

Con el nuevo siglo, un ominoso protagonista incrementó su presencia: el narcotráfico. Guerrero era el Estado ideal: una geografía accidentada (intrincadas e incomunicadas serranías), una ancestral cultura de la violencia, una sociedad resentida por las secuelas de la guerra sucia y

tan pobre —en algunos sitios— como las zonas más depauperadas de África. Pero algo más atrajo irresistiblemente al crimen organizado: la corrupción política. En muchos municipios de Guerrero (y del país) los presidentes municipales y sus aparatos policíacos cobijan a los señores del narco, se asocian con ellos o, en algunos casos (como en Iguala), son ellos.

En Guerrero, el Gobierno estatal del PRD, que lleva casi diez años al mando de la entidad, contempló este vínculo de la política con el crimen sin inmutarse (eso en el mejor de los casos). El poder federal fue, cuando menos, omiso e ineficaz. Y el Ejército, que tiene una base importante cerca de Iguala, inexplicablemente dejó que la alianza perversa asentara sus reales.

La alianza prosperó. Hoy Guerrero concentra el 98% de la producción nacional de amapola. El presidente Obama citó recientemente un reporte de la DEA sobre un incremento del 324% en los decomisos de heroína en la frontera, entre 2009 y 2013. Buena parte proviene de Guerrero. No es casual que Iguala haya sido el epicentro de la tragedia: una narcociudad exportadora de droga, gobernada por el crimen.

¿Y los estudiantes? Carecemos aún de información sólida, pero el motivo de su horrendo asesinato —digno de los campos de exterminio— parece haber sido este: con sus manifestaciones políticas, sus protestas cívicas y su idealismo revolucionario, estorbaban al negocio y el poder del presidente municipal y su esposa (ya capturados), aliados con el grupo criminal Guerreros Unidos. ¿Por qué matarlos? Por "revoltosos", declaró uno de los asesinos.

Hace unos años en Monterrey un grupo de sicarios incendió el Casino Royal y provocó 53 muertos. Esa masacre prendió todas las alarmas. La sociedad, los empresarios, los medios colaboraron directamente en la renovación integral de las policías, invirtieron en obras sociales y educativas, fueron exigentes con el Gobierno estatal y, si no lograron acabar con el problema, lo volvieron manejable. Algo similar ha ocurrido en Tijuana y aún en Ciudad Juárez. Por sus niveles de marginación y bajísimo nivel educativo, difícilmente se podrá replicar el modelo en Guerrero.

México requiere un sistema de seguridad y de justicia que proteja lo más preciado, la vida humana. La incesante marea del crimen no solo debe detenerse, debe replegarse por la acción legítima de la ley. Cada

día que pasa, el ciudadano —decepcionado de todos los partidos, los políticos y la política— se hunde más en el desánimo y la desesperación. Por eso, el Gobierno está obligado a tomar todas las medidas posibles para refutar a quienes —de manera injusta— acusan a México de ser un narcoestado. De la solución de fondo a esta alarmante debilidad del Estado de derecho depende —sin exagerar— la viabilidad de la democracia mexicana.

Dilma Rouseff sabia o traidora?

En: Recibido por email



La presidenta ha sorprendido a propios y extraños con su decisión de colocar a un discípulo de la Escuela de Chicago al frente de la economía brasileña

Juan Arias

El País

Noviembre 28, 2014


http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/28/actualidad/1417187761_909722.html


Los gobiernos pasan, los partidos desaparecen, los líderes se mueren, pero los países permanecen. Llevaba, por ello, razón la pancarta en una de las últimas manifestaciones callejeras de protesta de São Paulo, que rezaba: "Ante todo, Brasil".

Los huérfanos de la Dilma Rousseff, candidata que acusaba a sus adversarios, Aécio Neves y Marina Silva, de que pondrían al país en las manos de los banqueros y que hoy la descubren colocando la economía del país en manos del liberal Joaquim Levy, discípulo de la Escuela de Economía de Chicago, están desconsolados.

Ya han empezado los manifiestos contra su decisión de dar un giro neoliberal a la economía que, por cierto, estaba en la Unidad de cuidados intensivos. Pronto la acusarán de haber traicionado a la izquierda y a su partido, el de los Trabajadores (PT).

Hasta han levantado la cabeza aquellos que prefieren ver en la maniobra de Rousseff de colocar a un banquero para dirigir la nave económica una maniobra gatopardesca. Así, la mandataria habría nombrado a Levy ministro de Economía para "cristianizarlo", es decir, para convertirlo al petismo y no para regenerar la nave económica que amenazaba con hundir al país en una grave recesión y con perder la confianza de inversores locales y extranjeros.

Los políticos deben ser siempre criticados y vigilados por los medios de comunicación y por la oposición porque pertenece a su naturaleza la tentación de abusar del poder y de anteponer sus intereses personales o los de su partido al bien de la nación. Igualmente, se les debe dar, sin embargo, un margen de

confianza cuando tras reconocer explícita o implícitamente un error en su gestión, tienen el coraje de cambiar el rumbo de la nave.

Dilma Rousseff, con la decisión que acaba de tomar, de colocar el presente y el futuro inmediato económico del país en manos más ortodoxas y neoliberales de lo que le exigía la izquierda de su partido, ha demostrado esta vez haber escuchado aquel grito de la calle: "Antes de nada, Brasil".

Ya ha habido, dentro de sus huestes y entre los que se sienten huérfanos de la campaña electoral contra la derecha, los que empiezan a acusarla de traición a la causa y de su admisión, por lo menos implícita, de que la política económica de su primer mandato había fracasado.

¿Traición o sabiduría? "Sapientis est mutare consilium" decían los filósofos latinos, es decir, son sabios aquellos que tienen el coraje de cambiar de idea. ¿Es el caso de Rousseff, que habría tenido el sentido común de comprender que, por el bien de Brasil, necesitaba cambiar de ruta para salvar la nave que empezaba a hacer aguas?

A juzgar por la ira que su decisión ha despertado en los que preferían a la presidenta incapaz de cambiar porque, según ellos, existe una sola verdad en política, que nunca debe ser cambiada, ni ante la evidencia de los hechos, so pena de traicionar la causa y la ideología.

¿Y si, al revés, llevaran razón los que albergan aún la esperanza de que también esta maniobra arriesgada pueda ser parte de una operación maquiavélica que pretenda hacer ver que se ha tratado de un viraje en la economía cuando en realidad seguirá siendo ella el capitán de la nave y su nuevo equipo una simple comparsa que ella será capaz de domar con el tiempo?

¿Y por qué no darle mejor en este momento un margen de confianza de que se ha tratado de una decisión, quizás hasta dolorosa para ella, de que como pedía la gran mayoría no solo de los 51 millones de ciudadanos que votaron contra ella sino muchos de los que la prefirieron en las urnas, lo más importante, lo primero, lo indiscutible, es que a la hora de decidir se debe tener en cuenta, que "antes que nada", y por "encima de todo", está el futuro de Brasil?

De un Brasil, además, rico, creativo y con ganas de triunfar que puede y se merece más que una economía agonizante, deprimida y asfixiada por los zarpazos de la corrupción. Una economía que a la postre devolvería a los pobres a su antiguo infierno de pobreza y marginalidad, como es posible

observar en los países carcomidos por un populismo incapaz de crear bienestar ni siquiera para los más pobres.

Análisis de la hiperinflación: por qué y cómo se produce

En: recibido por email



David Sanz Bas

Tribuna Libre


Enero 13, 2009


http://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/analisis-de-la-hiperinflacion-por-que-y-como-se-produce-47270/


Se puede apoyar o repudiar al chavismo pero la crisis de Venezuela no es una reedición de la conspiración norteamericana contra Allende. Allí hay un fuerte reclamo y un régimen intolerante que mata.


El siglo XX ha sido testigo de todo tipo de desórdenes monetarios: el
abandono del patrón oro, el monopolio de emisión del dinero y las leyes de curso forzoso han dado alas a gobiernos irresponsables que para hacer frente a sus obligaciones no han dudado en inflar la moneda hasta límites estratosféricos sin tener en cuenta las terribles consecuencias de sus políticas.

Aunque la hiperinflación más conocida es la alemana,
muchos otros países han sufrido procesos hiperinflacionarios: Rusia (1914-1923), Grecia (1941-1944), Chile (1972-1974), Hungría (1945-1946), Austria (1921-1922), México (1982-1988), Perú (1988-1990), Nicaragua (1985-1990), etc. Con este artículo pretendo realizar un análisis teórico de estos procesos.

Antes de nada conviene aclarar qué
se entiende por hiperinflación y en qué se diferencia de la inflación. En principio, la inflación podemos definirla como el aumento de las existencias dinerarias de una economía1, mientras que la hiperinflación sería un aumento muy fuerte y prolongado en el tiempo de estas existencias monetarias. Esta diferenciación es imprecisa y por este motivo al final de este artículo haré una matización teórica más adecuada sobre este asunto.

Dicho esto, pasemos a analizar teóricamente estos fenómenos. Las hiperinflaciones son procesos muy complejos y cada una tiene sus propias peculiaridades; sin embargo pueden caracterizarse por constar de tres etapas:


1.

El punto de partida de una hiperinflación suele ser la decisión del Gobierno de imprimir nuevo dinero sin ningún tipo de respaldo metálico con objeto de autofinanciarse. De esta forma el Gobierno puede ahora hacer frente a sus obligaciones y gastos sin tener que subir los impuestos: pagar a sus funcionarios, amortizar la deuda pública, cubrir déficits de empresas estatales, financiar una guerra, etc.

Es importante señalar que el nuevo dinero entra en el mercado por determinados conductos y en cantidades muy variables; como es lógico, los primeros precios en subir son los de aquellos bienes y servicios que son demandados por el Estado en un primer momento. Los productores de estos bienes y servicios ven cómo sus retribuciones aumentan y éstos a su vez utilizan este dinero nuevo para comprar otros bienes y servicios en el mercado y, consecuentemente, los precios de estas mercancías demandadas en una segunda oleada por el nuevo dinero también comienza a elevarse, etc.; y así, en oleadas sucesivas el nuevo dinero se extiende paulatinamente por todo el mercado.

Hay que insistir en que las subidas de precios ni son proporcionales (algunos precios suben más que otros, otros se estancan o ¡incluso bajan

2!) ni instantáneas (pues los precios se ven afectados en etapas sucesivas). Los economistas neoclásicos, basándose en la mecanicista teoría cuantitativa del dinero, han utilizado el símil de que el efecto de la inflación (entendida como el aumento de la oferta monetaria) es una subida de un supuesto nivel de precios como si de la subida de una marea se tratara.

Pues bien, ni existe un
nivel de precios3 ni éstos aumentan como la subida de una marea: lo que la inflación produce podría caracterizarse más bien como un terremoto que trastoca todos los precios de la economía.

Al inicio de este proceso
los individuos no suelen ser conscientes de lo que está pasando exactamente: muchos de ellos tan sólo observan que determinados bienes y servicios están aumentando de precio en el mercado y piensan que se trata tan sólo de subidas transitorias y que en un futuro próximo

los precios bajarán. Por tanto, bajo estas expectativas actúan empresarialmente restringiendo sus compras y aumentando sus saldos de tesorería. Así se produce un aumento de la demanda de dinero como depósito de valor, ya que el público sigue percibiendo que el dinero tiene la misma calidad que antaño.

Como acertadamente señala

4 Rothbard, este aumento inicial de la demanda de dinero tiene dos efectos: el primero, los precios tienden a aumentar menos que lo que proporcionalmente aumentan las existencias monetarias en la economía; y el segundo, el Gobierno al principio obtiene más recursos reales del público de los que había esperado. Esta primera etapa puede durar incluso años dependiendo de la velocidad a la que se incremente la masa monetaria y de la credibilidad del Gobierno en ese momento.

2.

Sin embargo, llega un momento en que las masas despiertan súbitamente y se dan cuenta de que la inflación es una política deliberada que el Gobierno utiliza para financiarse y que proseguirá sin interrupción. La estrategia de los individuos cambia de inmediato: el público intenta defenderse de la inflación tratando de canjear sus existencias monetarias por bienes reales, los necesiten o no.

La gente se da cuenta de que sale ganando si compra hoy en vez de esperar al futuro cuando el poder adquisitivo de la unidad monetaria será mucho menor. Es decir, la estrategia empresarial para sobrevivir a este caos monetario consiste en reducir al mínimo los saldos de tesorería individuales y tratar de adquirir todo lo comprable con el objetivo de conservar el valor de su riqueza.

Por tanto, la demanda de dinero como depósito de valor se desploma: la unidad monetaria ya no sirve para conservar el valor a lo largo del tiempo. Los bienes que son usados como valor-refugio en una hiperinflación pueden ser de lo más variado: trigo, bebidas alcohólicas, madera, ropa, etc.

Este descenso abrupto de la demanda de dinero como depósito de valor tiene dos efectos inmediatos justo en sentido contrario que en la primera etapa:

primero, el crecimiento de los precios se acelera, y este aumento es más que proporcional que el incremento de la oferta monetaria, hecho que retroalimenta el proceso de depreciación del numerario; y segundo, el Gobierno obtiene menos recursos reales del público de lo que había esperado. Sin embargo, es preciso añadir que el

Gobierno seguirá obteniendo recursos reales del público mientras el dinero se siga usando en el mercado.

No debemos caer en la trampa de las cuantitativistas de pensar que la única causa de la hiperinflación es el exceso de emisión de dinero y las expectativas de mayores aumentos del mismo.

El precio del dinero (es decir, su poder adquisitivo) también viene determinado por su calidad como activo que puede conservar el valor a lo largo del tiempo. Y dado que ahora los individuos (acertadamente) consideran que el dinero ya no puede cumplir esta función, su valoración sobre el mismo se desploma (y por supuesto esto reduce aún más su poder adquisitivo).

Por tanto, como vemos,
la demanda de dinero como depósito de valor se reduce a cero. Sin embargo, al mismo tiempo que esto ocurre se incrementa fuertemente la demanda de dinero como medio de cambio: los individuos se ven obligados a movilizar grandes sumas de papel moneda durante cortos periodos de tiempo para poder adquirir bienes que diariamente multiplican su precio.

En esta situación suele ocurrir algo que muy curioso:
¡los precios crecen tan sumamente rápido que el dinero existente en la economía es insuficiente para vaciar los mercados! Es decir, la incesante emisión de circulante es incapaz de seguir el astronómico alza de los precios de los bienes y servicios y, en consecuencia, no hay suficiente dinero para realizar las transacciones mercantiles diarias. Así se producen enormes quejas respecto a la escasez de dinero en la economía y el Gobierno responde ante esta escasez emitiendo a un ritmo creciente más y más circulante que nunca es suficiente para vaciar los mercados.

3.

En la última etapa de la hiperinflación el sistema monetario queda destrozado; la moneda deja de utilizarse en las transacciones comerciales, su poder adquisitivo se reduce a cero y el Estado ya no puede seguir utilizando la inflación como método de recaudación. Los individuos vuelven al trueque o adoptan alguna nueva moneda. En esta situación, lo normal es que el Estado cree una nueva moneda canjeable por la antigua para restablecer el sistema monetario.

Suele ocurrir que para dar credibilidad a esta nueva moneda se respalde (aunque sea ficticiamente) con oro, tierras, etc. Además, en muchas hiperinflaciones,
cuando los individuos repudian la moneda nacional pasan a utilizar divisas extranjeras de mayor credibilidad, como por ejemplo en las hiperinflaciones

latinoamericanas que se vivieron procesos de dolarización espontánea de la economía.

También puede ocurrir los mercados seleccionen una nueva mercancía como dinero: por ejemplo

en la hiperinflación rusa en las zonas rurales se desarrolló un patrón-trigo5. Me gustaría hacer una reflexión sobre el proceso de hiperinflación y la pérdida de funciones del dinero. Tradicionalmente se suele atribuir al dinero al menos tres funciones: depósito de valor, unidad de cuenta y medio de intercambio; es curioso comprobar cómo a lo largo del proceso de hiperinflación el dinero las pierde de forma paulatina.

En
primer lugar, pierde la función de depósito de valor. Los individuos perciben que la inflación no va a parar y huyen hacia valores reales cambiando saldos de tesorería en constante depreciación por bienes tangibles acelerando el proceso de aumento de los precios en el mercado; en segundo lugar, se pierde la función de unidad de cuenta.

La
hiperinflación hace imposible el cálculo económico, lo que tiene como consecuencia que los individuos cometan graves errores empresariales (consumo de capital, etc.); y finalmente el dinero se colapsa y pierde incluso su función como medio de intercambio forzando a los individuos a la vuelta al trueque y a la búsqueda de monedas alternativas (como el trigo en Rusia, una divisa extranjera con credibilidad, etc.).

Para acabar con este análisis creo que es interesante preguntarnos la siguiente cuestión. ¿En qué punto puede considerarse que las emisiones de dinero pasan de ser mera inflación a ser hiperinflacionarias? En principio, no existe un acuerdo universal sobre este asunto. Algunos autores como
Phillip Cagan señalan que un país entra en un proceso de hiperinflación en el momento en que los precios de los productos aumentan mensualmente a tasas mayores del 50% (como vemos, Cagan utiliza la definición neoclásica de inflación); otros autores consideran que estos aumentos en los precios tan sólo tienen que alcanzar tasas mensuales de entre un 20-30% para que pueda hablarse de hiperinflación. Sin embargo yo creo que todos estos autores se equivocan.

A mi modo de ver, el punto de inflexión que marca el paso de una inflación a una hiperinflación acontece cuando el dinero pierde su función como depósito de valor; por tanto, no puede definirse una tasa de crecimiento de los precios objetiva y

válida para todo tiempo y lugar que nos indique cuándo pasamos de una situación u otra, pues el momento concreto en el que la moneda pierde esta función depende completamente de las percepciones subjetivas de los individuos que serán diferentes en cada contexto histórico.

Es decir,

no hay una tasa técnica de crecimiento de los precios que delimite el momento exacto en el que se puede hablar de hiperinflación, sino que los procesos hiperinflacionarios (sea el ruso, el alemán, el chileno, etc.) comienzan en sentido estricto cuando la sociedad percibe que el dinero ya no es un activo seguro para conservar su riqueza y responde adoptando estrategias empresariales para sobrevivir en esta situación de caos monetario.

Consecuencias de la hiperinflación:

1. Empobrecimiento generalizado

6:
El continuo envilecimiento del dinero hasta su extinción provoca la desintegración de todo el sistema económico: el mercado nacional desaparece y la producción se detiene. La pobreza, la escasez y el desempleo se extienden por toda la economía ocasionando muchas penurias y sufrimiento humano. La inflación lleva a la mal inversión generalizada de los recursos escasos de la economía, originando a una estructura productiva absurda, despilfarradora, antieconómica y alejada de las verdaderas necesidades y capacidades económicas de la sociedad.

2. Los salarios reales se desploman:

los precios crecen más rápido que las retribuciones salariales provocando importantísimas pérdidas de poder adquisitivo a los trabajadores. Este efecto es especialmente dramático para los empleados públicos, a quienes el ajuste salarial siempre les llega más tarde (si les llega).

3. Se hace imposible realizar cálculo económico alguno:

sin dinero no es posible el cálculo, y sin cálculo los individuos no pueden enjuiciar el éxito o fracaso de los diferentes cursos de productivos por lo que se encuentran a ciegas frente a qué es y qué no es rentable producir. Esta situación además induce a las empresas a ensayar procesos de consumo de capital involuntarios, por lo que uno de los efectos más perjudiciales de las hiperinflaciones es la fuerte reducción del equipo capital, hecho que empobrece aún más a la sociedad.

4. Efectos redistributivos:

Con la hiperinflación la relación de deudas deja de tener significado, los acreedores pierden todos sus derechos y los deudores se ven

libres de sus obligaciones y consecuentemente la deuda pública se reduce a cero. Además, los perceptores de rentas fijas sencillamente se arruinan: pensionistas, propietarios que perciben alquileres, etc.


5. A lo largo del proceso de hiperinflación los tipos de interés se disparan

, pero suele ocurrir que el mercado crediticio no logra seguir el crecimiento de los precios y finalmente desaparece debido a las pérdidas en que incurren los prestamistas.

6. Financiación del Estado:

La hiperinflación provoca que la recaudación de impuestos deje de tener sentido. Durante el proceso, el camino para la financiación estatal pasa por imprimir dinero a tasas cada vez más aceleradas; algunos gobiernos también recurren a incautaciones físicas de recursos o a exigir impuestos en especie; sin embargo la mayor parte de la financiación suele realizarse mediante la emisión de dinero.

Por tanto, en el momento en que el público repudia el dinero estatal esta fuente de financiación se termina; probablemente éste es el motivo más poderoso por el que los gobiernos deciden introducir una nueva moneda: para poder seguir financiándose de una forma regular.


Notas



1 La definición de inflación como aumento general del nivel de precios es confusa, arbitraria e imprecisa: confunde las consecuencias con las causas de estos aumentos en los precios y no es objetivamente cuantificable.

2 Como lúcidamente señala Mises en una inflación los precios de algunos bienes al principio pueden llegar incluso a bajar si esos bienes son mayoritariamente demandados por los individuos que reciben el nuevo dinero en último lugar y, consiguientemente, su renta real y su poder adquisitivo disminuyen fuertemente y, por este motivo, estas personas se ven obligadas a reducir sus demandas de estos productos, provocando que sus precios bajen. Mises (2004), p. 497

3 Concepto de nivel de precios es falaz, pues lo que de verdad hay en el mercado son multiplicidad de bienes con sus respectivos precios que, efectivamente, tenderán a subir, ceteris paribus si se incrementan las existencias monetarias, pero en ningún caso lo harán uniformemente ni de modo coetáneo.

4 Rothbard (2001), p. 875, en concreto dice: "The social demand for money, in short, increases. As a result, prices tend to increase less than proportionately to the increase in the quantity of money. The government obtains more real resources from the public than it had expected, since he public's demand for these resources has declined".

5 En este sentido merece la pena leer la teoría del origen del dinero que Carl Menger escribió en el capítulo VIII de sus Principios de economía política.

6 Rothbard ilustra muy bien esta situación de desorden social a la que lleva la hiperinflación cuando dice: "When this runaway stage is reached, the economy in effect breaks down, the market is virtually ended, and society reverts to a state of virtual barter and complete impoverishment". Rothbard (2001), p. 876


Bibliografía



• Mises, L. (2004), La acción humana. Tratado de economía, Unión Editorial Madrid, 7ª Edición

• Rothbard, M. N., (2001), Man, economy and the state, The Ludwig von Mises Institute, 4ª Edición, Alabama

• Menger, C. (1997), Principios de economía política, Unión Editorial, Madrid, 2ª Edición


 Artículo originalmente publicado en portaloro y en la revista online de Friedrich Hayek de Argentina.

 El autor agradece enormemente los comentarios de Juan Ramón Rallo, Philipp Bagus y Daniel Luna.