Victor Salmerón
La cumbre de la OPEP finalizó hoy en
Viena sin un acuerdo para recortar la producción y el precio del
petróleo continuó desinflándose al punto que el barril Brent, cuya
tendencia es seguida por el crudo venezolano, descendió hasta 75
dólares: el nivel más bajo en cuatro años.
“Conforme con el interés de devolver el
equilibrio al mercado, la Conferencia (ministerial) ha decidido mantener
el nivel de producción de 30 millones de barriles diarios”, explicó la
OPEP en el comunicado emitido al cierre de la cumbre.
El desenlace no ha sido el esperado por el gobierno venezolano.
El incesante aumento de la extracción de
petróleo en los pozos de Estados Unidos y la inesperada alza en el
bombeo de Libia e Irán han coincidido con la desaceleración de la
demanda en China y Europa, creando una mezcla perfecta para que el oro
negro pierda brillo y registre un declive de 32% con respecto a la
cotización promedio de junio.
Dos semanas antes de la cumbre de la
OPEP, el canciller de Venezuela, Rafael Ramírez, realizó una gira por
Argelia, Qatar e Irán para buscar apoyo a la propuesta del recorte de
producción. Además, se reunió con los Ministros de Petróleo de Arabia
Saudita y otros dos grandes productores no OPEP: Rusia y México. Pero no
hubo acuerdo para disminuir la cantidad de barriles en el mercado.
Ali Al-Naimi, Ministro de Petróleo de
Arabia Saudita, país que produce 30 de cada 100 barriles que vende la
OPEP, dejó en claro la posición de su gobierno al señalar (un día antes
de la cumbre de Viena) que el mercado petrolero “se estabilizará por sí
mismo” y anticipó que los países del Golfo Pérsico no apoyarían la
propuesta del recorte de producción.
Varios analistas consideran que Arabia
Saudita está interesada en un barril con precios más bajos para golpear
la rentabilidad de las inversiones que soportan la extracción de crudo
de esquisto (shale en inglés) en Estados Unidos y así defender su cuota de mercado.
¿A qué precio el esquisto deja de ser negocio?
Las estimaciones sobre cuál es el precio
del barril al que los productores de crudo de esquisto no podrían
registrar una rentabilidad adecuada varía ampliamente. La consultora IHS
considera que la mitad de los proyectos en marcha serían rentablea con
un crudo a 57 dólares, mientras que Abdalla El-Badri, Secretario General
de la OPEP, estima que a 85 dólares las nuevas inversiones perderían
impulso.
Pearce Hammond, analista de Simmons
& Co. (un banco de inversión especializado en el negocio
energético), afirmó en un reporte difundido esta semana que las pequeñas
y medianas empresas que llevan a cabo proyectos de extracción de
petróleo de esquisto han mejorado sus técnicas y están incrementando la
producción de los pozos.
En cada uno de los últimos cuatro años
la producción total de Estados Unidos ha establecido un nuevo récord. Y
en 2013 fue el responsable de 97 de cada 100 barriles extraídos por los
países que no integran la OPEP, de acuerdo con el informe elaborado por
BP.
Pero hay algo más: el otro elemento que
varios analistas incluyen en el tablero petrolero es que un barril
debilitado ayudaría a Arabia Saudita y Estados Unidos a golpear las
economías de Irán y Rusia.
El pasado 24 de noviembre, los ministros
de Relaciones Exteriores de Irán, Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia, Rusia, Alemania y China fracasaron en el intento de lograr un
acuerdo para desmantelar el programa nuclear iraní, algo que preocupa
profundamente a Arabia Saudita.
El analista Stephen Schork había
pronosticado que, si Irán no cedía en las conversaciones sobre el tema
nuclear, difícilmente Arabia Saudita haría algo para ayudar a impulsar
los precios del petróleo.
Y en Rusia también crece la presión. La
mitad del presupuesto que ejecuta el gobierno de Vladimir Putin se
soporta en los ingresos provenientes del petróleo y, de acuerdo con las
proyecciones de Bank of America, Rusia se encamina a la recesión. Por lo tanto, las sanciones impuestas a Moscú por la anexión de Crimea ganan intensidad.
¿A dónde va el precio?
Al culminar la reunión en Viena el
secretario general de la OPEP emitió unas declaraciones que responden a
la posición sostenida por Rafael Ramírez, en el sentido de que el precio
justo para el petróleo es de 100 dólares el barril y que el nivel
actual es sumamente bajo.
“No tenemos objetivo de precio para el
petróleo”, afirmó Abdalla El-Badri. Pero además añadió que “los 100
dólares por barril es un precio bueno para los consumidores y para los
productores, pero debemos adaptarnos a los nuevos tiempos […] No tenemos
ni un máximo ni un mínimo de precio”.
Neil Atkinson, analista jefe de Lloyd,
declaró a CNBC que el precio del petróleo seguirá descendiendo durante
las próximas semanas, pero no debe esperarse un derrumbe. Mientras que
Ehsan Ul-Haq, analista senior de la firma KBC Energy Economics, señaló
que el barril continuará por debajo de los 80 dólares. “La probabilidad
de precios del petróleo por debajo de 70 dólares es de 20%, mientras que
un rango entre 70 y 80 dólares tiene una probabilidad de 40%”, dijo
Ehsan Ul-Haq.
Tom Kloza, fundador de Oil Price Information Services,
considera que durante el segundo semestre del próximo año la demanda de
petróleo podría descender en un millón de barriles diarios. Y si la
OPEP no acuerda un recorte de producción en la primavera de 2015, es
factible que el precio descienda incluso hasta 35 dólares el barril.
La desesperación
“El petróleo puede bajar hasta 40 y yo
garantizo a este pueblo todos sus derechos sociales, a la educación, a
la salud, a la alimentación, a la vida… Venezuela tiene garantizados sus
recursos para seguir prosperando”, afirmó el presidente Nicolás Maduro
el pasado 17 de octubre.
Al igual que hizo Hugo Chávez en 2009,
cuando el barril se desplomó por el descenso de la economía global,
Maduro intenta enviar un mensaje de tranquilidad, control y estabilidad,
con el objetivo de minimizar la percepción de crisis profunda que puede
desatar la caída de los precios del petróleo.
Pero todo indica lo contrario. A pesar
de que, en lo que va de año, la cesta petrolera venezolana se ha
cotizado a un promedio de 92,76 dólares, la economía nacional sufre una
fuerte escasez de divisas. Y los dólares que hay son insuficientes en un
entorno donde un tipo de cambio artificialmente barato a Bs.F 6,30
dispara las solicitudes de billetes verdes, el precio del petróleo no
aumenta, la producción de PDVSA se estanca, hay acuerdos de
financiamiento con países aliados que implican que no entra en caja todo
lo que debería obtenerse por las ventas de crudo y crece lo que hay que
pagar por deuda externa.
En este escenario, el Gobierno recortó
las divisas para el sector privado, forzando una drástica caída en las
importaciones y empujando la economía a la recesión.
Al cierre de la semana pasada el crudo
venezolano se cotizó en 68,97 dólares el barril, reflejando un descenso
de 30% respecto al promedio de junio. De no haber un rebote, todo indica
que Venezuela seguirá bajo un cuadro de escasez de divisas y recesión
en 2015.
Hay entidades financieras que calculan
que, por cada dólar que desciende el precio promedio anual del petróleo,
Venezuela recibe 720 millones de dólares menos.
Alejandro Grisanti, analista de Barclays
Capital, indica en su último informe sobre Venezuela (fechado el 25 de
noviembre) que la administración de Nicolás Maduro adelanta la
titularización de la deuda de Petrocaribe, la venta de Citgo y un nuevo
acuerdo de financiamiento con China para obtener entre 16 mil y 18 mil
millones de dólares.
Si estos pasos se concretan, el gobierno
podría ganar tiempo. Pero, sin un rebote de los precios del petróleo,
luce muy difícil que Venezuela pueda abandonar el túnel de alta
inflación y recesión.
Lección no aprendida
Después de la dolorosa experiencia de
los años ochenta, los países petroleros entendieron la necesidad de no
gastarlo todo cuando el precio del barril se dispara y ahorrar una
porción importante del ingreso, a fin de no someter a la población a
penosos ajustes, en caso de que el oro negro pierda brillo.
Venezuela no parece ser el caso. La
balanza de pagos que publicó el Banco Central registra que entre 2005 y
2013 (asumiendo un estimado para el último trimestre) el país obtuvo por
exportaciones petroleras 641 mil 872 millones de dólares. Pero el Fondo
de Estabilización Macroeconómica, esa alcancía formalmente constituida
para ahorrar, sólo cuenta con 3 millones de dólares.
El Gobierno puede argumentar que (aparte
de esta alcancía) tiene recursos en el Fondo Nacional para el
Desarrollo Nacional (el llamado Fonden) y en otros bolsillos que maneja
directamente, pero se trata de iniciativas que cubren planes de gasto.
Es decir: no son un mecanismo de ahorro y, además, al ser poco
transparentes se desconoce cuánto dinero tienen disponible.
Hay datos del Sovereign Wealth Fund Institute que
registran que al cierre de septiembre de este año el fondo de ahorros
de Noruega contaba con 893 mil millones de dólares, el de Emiratos
Árabes Unidos tiene 893 mil millones, Arabia Saudita cuenta con 757 mil
millones, Kuwait 410 mil millones, Qatar 170 mil millones, Rusia 88 mil
millones, Argelia 77 mil millones, Libia 66 mil millones e Irán 62 mil
millones.
Entidades financieras y firmas
especializadas proyectan que el Gobierno podría disponer de
aproximadamente unos 12 mil millones de dólares en estos fondos. Pero se
trata de cifras extraoficiales, que no han sido suministradas
formalmente por la administración de Nicolás Maduro.
Aun suponiendo que estos recursos
existan, se trata de una magnitud enana con respecto a los fondos de
ahorro de otros Petroestados.
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