Por
Medina & Arenas.-
Un país complicado con dinámicas bastante
demandantes ha ocasionado bajos niveles de tolerancia de parte de los
ciudadanos; nada llena las expectativas del venezolano y la
inconformidad es parte del día a día. Quizás, sea esta una razón de peso
para los que piensan que no se debe celebrar o disfrutar nada.
Desde
las protestas de febrero, en las que resultaron presos y muertos
políticos y estudiantes, la tendencia a sabotear los momentos de
esparcimiento y celebración del país ha sido permanente. Estamos
cuestionando si tenemos derecho a relajarnos, a vivir en paz, a
disfrutar lo que nos gusta.
Está
bien que seamos solidarios y no olvidar las personas que perdieron su
libertad o su vida luchando por sus valores. Sin embargo, debemos
también ser solidarios con los que consideran que un poco de
tranquilidad y alegría es lo que necesitamos como sociedad. ¿Por qué
debemos cuestionar a quien disfruta el mundial, las navidades o la feria
del libro?
Desde sus inicios, el gobierno de Chávez utilizó la división, primero de clases y después política, para polarizar el país y reducir el debate a una cuestión de bandos
Los
intentos del gobierno por politizar la sociedad han logrado que la
división y la intolerancia copen todos los espacios de la vida del
ciudadano profundizando aún más la frustración y la sensación de que no
existe una salida. Si no podemos alegrarnos o disfrutar las pocas cosas
que tenemos en común los ciudadanos, lo que nos queda como sociedad es
la división y la lucha entre nosotros mismos. Definitivamente, la
estrategia del gobierno, “divide y vencerás”, ha calado en nuestro país.
Desde sus inicios, el gobierno de Chávez utilizó la división, primero
de clases y después política, para polarizar el país y reducir el
debate a una cuestión de bandos donde los razonamientos, en torno a
cuestiones primordiales para el país, quedaron atrás para darle espacio
al conflicto y a la lucha entre etiquetas. Hoy una parte importante de
los venezolanos que se ha sentido relegada durante los últimos
diecisiete años; esta no encuentra sosiego ni tranquilidad en su propio
país, crítica lo bueno y lo malo, su frustración solo se canaliza a
través de la protesta y la agresividad contra los mismos que, incluso,
comparten ese pesar pero no están dispuestos a dejarse ganar por la
desesperanza.
Los culpables de los problemas comunes a los venezolanos no viven en nuestras calles ni tampoco van a ferias los domingos
Todas
las protestas del país están justificadas y las emociones negativas de
frustración, rabia y desesperanza también lo están; sin embargo, la
racionalidad de trancar una calle llena de vecinos que piensan lo mismo
que usted y comparten su frustración pero solo necesitan ir a trabajar;
de protestar porque personas se distraen en una plaza leyendo los libros
que le gustan y compartiendo un momento de cultura; de criticar
personas que deciden disfrutar que la gaita sea proclamada patrimonio
cultural etc., no tiene mucho sentido más allá del de conseguir que la
incomprensión y la intolerancia afloren entre nosotros mismos.
Los
culpables de los problemas comunes a los venezolanos no viven en
nuestras calles ni tampoco van a ferias los domingos; mientras que no
canalicemos nuestras emociones en acciones que realmente logren
despertar el país y, más importante aún, al gobierno, solo estamos
desperdiciando nuestra energía y permitiendo al gobierno que ponga
etiquetas y polarice una sociedad que, por primera vez en mucho tiempo,
está unida por la intención del cambio, por la intención de un país
diferente y mejor; así, lo resaltan las encuestas.
Es
tarea de los ciudadanos, comenzar a pensar más allá de la realidad de
nuestro entorno; el respeto por las libertades y preferencias de los
ciudadanos es la base de cualquier sociedad exitosa, más aún, si se
aspira a cambiar y mejorar lo que ya tenemos. Es tarea de los líderes
políticos, partidos y asociaciones canalizar de manera creativa la
frustración y la necesidad de acción de los venezolanos a fin de
trabajar en objetivos comunes que nos acerquen a la meta unidos. Esta es
la verdadera protesta contra un gobierno cuyo mayor legado es la
destrucción de los valores ciudadanos, la división y el odio.
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