Víctor Salmerón
El dólar ha iniciado una veloz escalada
en el mercado paralelo. En las últimas cuatro semanas registra un salto
desde 100 hasta 143 bolívares que impactará el precio de una amplia gama
de productos y servicios, porque un segmento importante de la economía
lo utiliza para calcular los costos de reposición.
Un estudio elaborado por Ecoanalítica
determina que un tercio de las categorías en las que el Banco Central de
Venezuela divide los bienes y servicios que utiliza para calcular la
inflación tienen precios altamente correlacionados con el dólar
paralelo. Concretamente bebidas alcohólicas, restaurantes y hoteles,
esparcimiento y cultura, vestido y calzado, alquiler de viviendas y
equipamiento del hogar.
Se trata de sectores que reciben pocas
divisas por los canales oficiales y, como en la mayoría de los casos no
están sujetos a controles de precios, fijan sus costos de acuerdo al
comportamiento del dólar paralelo.
El brinco de 43% que experimentó el
dólar en el mercado no oficial necesitó que hubiesen más bolívares
capaces de adquirir las divisas a este precio. Y las cifras oficiales
registran que la principal fuente de billetes provino del financiamiento
que el Banco Central de Venezuela le hace a las empresas públicas, en
especial a PDVSA.
A fin de que la principal empresa del
país supere problemas de caja, el BCV imprime bolívares que carecen de
respaldo para comprarle bonos. Cuando PDVSA tiene los recursos, los
utiliza para cubrir compromisos como construcción de viviendas y pago a
proveedores.
Luego, cuando estos bolívares ingresan a
la economía, una porción se dirige a la compra de dólares en el mercado
paralelo o aumenta la presión inflacionaria, porque se trata de más
billetes detrás de la misma cantidad de productos.
Las estadísticas oficiales desnudan que,
entre el 17 de octubre y el 21 de noviembre, el financiamiento del BCV a
PDVSA aumentó 14% y se elevó desde 562,8 millardos hasta 643,2
millardos. Muy probablemente esta inyección de billetes fue necesaria
para que el Gobierno cumpliera con el pago de obligaciones como los
aguinaldos a trabajadores públicos y pensionados.
Piso y techo
¿El ascenso del paralelo es indetenible?
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, señala que “la causa
estructural del aumento es un déficit fiscal que este año calculamos en
19% del PIB y que en 40% se está cubriendo con la emisión de dinero
artificial. Esto quiere decir que para corregir el problema se requiere
disciplina fiscal, algo que no luce políticamente viable en un año
electoral como 2015”.
Ecoanalítica construyó un modelo para
proyectar la tendencia del dólar paralelo. Básicamente establece tres
escenarios para el comportamiento del billete verde, de acuerdo con la
incidencia que puede tener el tipo de cambio en el déficit del Gobierno.
El primer escenario contempla que se
mantiene el tipo de cambio de 6,30 bolívares y las tasas actuales para
el Sicad I y Sicad II. “En este caso difícilmente el dólar paralelo
estará por debajo de 170 bolívares en diciembre de 2015”, dice Asdrúbal
Oliveros.
Si se elimina el tipo de cambio a 6,30
bolívares y el déficit del Gobierno disminuye, porque obtiene más
bolívares vendiendo divisas a un precio superior, el piso para el
paralelo es de 132 bolívares.
Finalmente, si el Gobierno unifica el
tipo de cambio en 25 bolívares por dólar, el piso para el dólar paralelo
en 2015 sería de 150 bolívares.
El equilibrio
Distintos bancos de inversión y firmas
especializadas coinciden en que el próximo año el tipo de cambio real
(es decir: el valor que debería tener el dólar para que no sea más
barato importar que producir en Venezuela) estará en torno a 35
bolívares.
¿Qué debe hacerse para que el paralelo caiga a este nivel?
Asdrúbal Oliveros indica que “el tipo de
cambio real mide competitividad, pero no mide expectativas. Lo que dice
la teoría es que si haces las reformas para ordenar el tema fiscal,
monetario y de precios, el tipo de cambio paralelo debería converger con
el tipo de cambio real”.
Aún si el Gobierno no llevara a cabo
todas las reformas requeridas, podría lograr un descenso importante del
dólar paralelo si legaliza este mercado y eleva la oferta, permitiendo
además que PDVSA venda divisas o alimentándolo con bonos como hizo hasta
2010.
Sin mercado. Hasta hace
cuatro años el mercado paralelo era conocido bajo el nombre de permuta y
las casas de bolsa realizaban las operaciones. Empresas y particulares
compraban un bono en bolívares, posteriormente lo canjeaban por un bono
en dólares y vendían el papel en el exterior para obtener divisas a un
precio superior al tipo de cambio oficial.
El 18 de mayo de 2010 Jorge Giordani,
ministro de Finanzas en ese entonces, acusó a las casas de bolsa de
especular a través de las permutas, creando “un mecanismo artificial
para fijar una tasa de cambio”. Posteriormente prohibió a las casas de
bolsa transar bonos en divisas y declaró ilegal el mercado.
El resultado es que actualmente no
existe cómo calcular un precio para el dólar paralelo de una manera
adecuada. Y como no hay un mercado, páginas web utilizan la pequeña
muestra que representan operaciones en la frontera para marcar la
cotización que todo el país toma como referencia.
Tras evaluar todas las distorsiones presentes Asdrúbal Oliveros es categórico: “No veo ningún elemento para pensar que el dólar paralelo pueda caer”.
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