Mario Szichman
¿El diagnóstico del periódico The
Financial Times tras la parálisis exhibida por la Organización de
Países Exportadores de Petróleo durante su última reunión en Viena?: la OPEP
nada puede hacer pues “se ahoga en un océano de crudo barato”.
El diario londinense recordó que en la década del
setenta, el jeque Ahmed Zaki Yamani, ministro de Hidrocarburos de Arabia Saudí
y la figura más prominente del cartel petrolero entre 1962 y 1986, anunció
orgulloso: “Tengo al mundo colgando de un hilo”. Pero hoy, señaló el periódico,
le ha tocado a la OPEP el turno de mecerse al viento. La organización decidió
en Viena cruzarse de brazos y dejar que actúen “las fuerzas del mercado”,
creyendo en las habituales mentiras del capitalismo salvaje.
Las fuerzas del mercado nunca actúan por su cuenta.
Siempre hay mecanismos para graduar el alza o caída de los precios. Pero en
esta ocasión, operaron fuerzas centrífugas que favorecieron a algunas naciones
del Golfo Pérsico y dejaron a otros miembros de la OPEP colgando del pincel,
como es el caso de Irán, Argelia y Venezuela.
La revista The Economist lo explicó de esta manera:
hay dos campos bien delineados en el cartel petrolero. Por un lado están la
mayoría de los países del golfo Pérsico: Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos
Árabes Unidos y Qatar.
Con la excepción de Irak, que no pertenece a la
OPEP y está hundido desde hace casi una década en la guerra civil, y de Irán,
que si bien es miembro del cartel está en serios problemas debido a las
represalias decididas por Occidente a raíz de su programa nuclear, el resto de
los productores del golfo tiene cientos de miles de millones de dólares en el
banco.
La hostilidad entre Arabia Saudí e Irán es
innegable. Los saudíes son sunitas, y los iraníes chiítas. Todo aquello que contribuya
a destruir al enemigo y a sus aliados, es bienvenido. En este caso, los saudíes
tienen la vara alta. Si además de afectar al régimen de Teherán pueden
fastidiar al gobierno de Venezuela, lo harán. Y lo están haciendo.
Además, en las últimas semanas, el gobierno de Riad
decidió bajar los precios del crudo que envía a Estados Unidos, con el
propósito de acrecentar sus cuotas en el mercado norteamericano. Esa, al
parecer, será la tendencia que seguirán los países ricos de la OPEP en los
próximos meses: ampliar sus mercados en canje por la disminución de precios.
Entre tanto Irán, Argelia y Venezuela serán los
países más castigados por la baja en la cotización del crudo, dijo Rachel
Ziemba, analista de la consultoría Roubini Global Economics.
Los casos de Irán y Argelia se entienden. En Irán,
las sanciones económicas han drenado sus divisas. Además, tiene problemas en
los mercados. The New York Times señaló que el gobierno
de Teherán debe almacenar diariamente unos 100.000 barriles de crudo en
tanqueros a raíz de la falta de clientes.
En cuanto a Argelia, es otro país con graves
problemas políticos y fuerte tensión social. Pero el caso de Venezuela es
resultado exclusivo de quince años de chavismo. Cuando el petróleo llegó a
superar los 130 dólares por barril, esa inmensa fortuna se dilapidó vendiendo
el crudo a precios de gallina flaca a países aliados, o se lo convirtió en
objeto de trueque, a cambio de proyectos en ocasiones grandiosos y en otras
totalmente insensatos.
El fallecido presidente Hugo Chávez se obstinó en
planes megalomaníacos, entre ellos un oleoducto de Venezuela hasta la
Argentina, que nunca se concretó. El dinero nunca se guardó para la época de
las vacas flacas.
Todo se derrochó, y una crecida cantidad
desapareció sin dejar rastros, como esos 22.000 millones de dólares ausentes de
las arcas de Cadivi de los cuales nunca más se volvió a hablar. Ahora el
petróleo ha perdido buena parte de su valor –se cotiza a un precio 30 por
ciento menor al de junio– y no hay manera de encarrilar las finanzas. Y la
situación no mejorará en el corto plazo. La consultoría IHS pronostica que en
el 2015 la oferta de crudo seguirá excediendo la demanda, manteniendo los
precios en baja.
Igor Sechin, presidente de Rosneft, la empresa
petrolera estatal de Rusia, vaticinó que el crudo caerá a menos de 60 dólares
el barril en la primera mitad del 2015. Y el factor que tiene muy preocupados a
los productores de la OPEP es el petróleo de esquisto que se extrae en Estados
Unidos. The New York Times indicó que durante el 2014,
Estados Unidos lanzó al mercado un millón de barriles diarios de ese crudo, y
en el 2015, la cifra podría ascender a dos millones de barriles. El mundo se
está ahogando en petróleo, y algunos de sus productores han comenzado a lanzar
el grito de “¡Sálvese quien pueda!”
Vía Tal Cual
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