Conocí a Aníbal Nazoa gracias a mi amistad con Claudio, su sobrino. Las cenas con María Lucía -su esposa- y él, en su casa, eran, además de divertidas, terreno fértil para discusiones de alto vuelo con la concurrencia de gente interesante. Se conversaba de literatura, de poesía, de ciencia (yo hablaba poco y escuchaba mucho, además como no existía el celular, era posible concentrarse).....
EN: https://www.lapatilla.com/2019/06/28/laureano-marquez-en-defensa-de-anibal/
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