Un zombi es un muerto viviente. Es capaz de asustar, de generar pánico a veces; es capaz de destruir y también de matar, pero por paradójico que parezca los zombis están muertos. Atemorizan, destruyen y matan, pero están muertos. Su alma está muerta y su cuerpo está podrido. En particular su corazón y su cerebro, los órganos centrales de la vida. Se mueven por inercia y hacia adelante les empujan ansias de muerte.
A diferencia del peronismo y el castrismo, que son también zombis, el chavismo no logró prolongar su vida real, efectiva y generadora de fervor. Como movimientos políticos y esperanzas quiméricas, peronismo y castrismo sobrevivieron por largo tiempo. El primero todavía hace ruido, debido a la extensa cadena de torpezas de sus adversarios. Pero el peronismo es una consigna vacía, un sueño que se repite incesantemente como pesadilla, la fantasía de un pueblo aferrado a la imagen carismática de una mujer excepcional. El peronismo es un musical, es Evita. En cuanto al castrismo, es un zombi terrible pero zombi al fin y al cabo. Se sostiene mediante la fuerza sobre una montaña de ilusiones perdidas. Su muerte es un hecho, pero vive como zombi.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/el-chavismo-es-un-zombi/
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