Uno de estos días un amigo ecuatoriano me decía que desde hace mucho tiempo en su país nadie sabía qué era de la vida de Abdalá Bucaram después de haber sido destituido por el Congreso Nacional. Fue presidente constitucional durante 5 meses y 25 días. Su breve gobierno estuvo plagado de escándalos, actos de corrupción, peculado y una gran deficiencia administrativa. En esa oportunidad, el Congreso lo declaró con “incapacidad mental para gobernar”.
Me quedé pensando sobre ello y recordé cómo se comportaba ese personaje: locuras a granel, mal gusto, destempladas expresiones contra sus adversarios políticos, irrespeto a las leyes e instituciones, permanente actitud agresiva, ignorancia supina de la manera de manejar los negocios públicos, mitomanía, una pertinaz falacia, desmedido protagonismo, falta de sensatez y cordura en el ejercicio de sus funciones como jefe de Estado, la sideral corrupción que hubo en su disparatado régimen, los diarios dislates y despropósitos, sistemático maltrato a sus subalternos, pergeñar necias y estólidas reflexiones, el gusto por hacer de payaso y usar disfraces, la afición al canto, vocación por las aventuras galantes y la concupiscencia, uso y abuso de una verborrea altisonante y vacía. Recordé también, el dramático contraste entre las infatuadas promesas y rimbombantes anuncios hechos por Bucaram a su pueblo y los nulos resultados que obtuvo e, igualmente, el terrible caos y la vergüenza colectiva en las que sumió a su país durante su desgobierno.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/un-cuento-que-parece-real/
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