El país está viviendo un tsunami represivo, genéricamente llamado «Furia bolivariana», a cuya cabeza parece estar el propio Nicolás Maduro, furioso, porque ha sufrido en los últimos meses -dice- numerosas conspiraciones e intentos de atentados, aupados por Estados Unidos. En respuesta a tales desmanes ha desatado una ola de detenciones arbitrarias, es decir, sin cumplir con los requisitos a que obliga la ley. Antes, por el contrario, el indefenso detenido es aislado de su familia, sus eventuales abogados e instituciones que pueden defender sus derechos humanos. En ese lapso es sometido a torturas y tratos inhumanos para convertirlo de un simple manifestante por sus derechos en un siniestro conspirador. Luego, muy luego, cuando la tarea tiene éxito es llevado a los tribunales para condenarlo por traición a la patria, intento de asesinato en la figura del presidente, conspiración…..
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