El régimen insiste, sin recato ni pudor alguno, en dominar el proceso electoral imponiendo sus reglas, las formas e, incluso, lo que sin duda arruina cualquier proceso en democracia: los candidatos que Maduro considera estarían dispuestos a aceptar los resultados, cualquiera que sea el tipo de fraude. Busca una legitimidad que, desde ahora, en medio de este engaño continuado, pierde ante la comunidad internacional, lo que parece no importarle al apostar “a ganar como y a costa de lo que sea”.....
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