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Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
“Las miasmas”
Tarek William Saab, Elvis Amoroso… son parte de esas “miasmas que mantienen enferma” a Venezuela, como dijo monseñor Pérez Lavado en la homilía que ofreció en la Bajada de la Chinita.
Estos personajes, enriquecidos y envilecidos, parecen insatisfechos con el trabajo de destrucción que han hecho. Por lo visto, quieren seguir exprimiendo la ubre venezolana y continuar la demolición institucional, al pretender mantener el control de la fiscalía y la contraloría, cuyos altos cargos están por definirse en el parlamento madurista.
Obviamente, es por esas razones, y otras de peor calaña, que tales personajes desean seguir enquistados en el poder. Porque, ni Saab ha cumplido con sus deberes constitucionales en la fiscalía, tales como juzgar a los responsables de violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, ni Amoroso impidió el saqueo del tesoro nacional, mientras estuvo al frente de la contraloría, como lo evidencia lo que hizo El Aissami en sus narices.
Claro, son apenas subalternos del jefe de la banda, el que fue derrotado el 28-J y recién humillado en Kazán, una herida que, por cierto, tardará mucho en sanar, a juzgar por su lamento y sus ataques directos a Lula o los de sus mandaderos como Saab.
El es responsable de lo que estos personajes hicieron y de lo que no. Y lo será también de quienes resulten designados por su dedo en tales cargos.
El 28-J demostró, y vaya de qué manera, que Venezuela es sanable, como bien lo señaló el obispo ante nuestra maravillosa Chinita. Pero el mal se resiste y deja a su paso numerosas víctimas, como Edwin Santos ahora o como Fernando Albán y Acosta Arévalo, ayer… son muchas víctimas, millones que esperan justicia y reparación
¡Feliz y descansado domingo para todos!
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