Thursday, December 21, 2017

Gustavo Coronel: La Expropiación de la Dignidad

¿Y ese edificio que está allí, el de la esquina?”. A esta pregunta imperiosa del sátrapa algún acólito tembloroso balbuceaba una respuesta. Y el sátrapa exclamaba, con aire de Nerón: “Exprópiese!”. Este   acto arbitrario de poder era seguido de grandes aplausos de la chusma chavista que lo seguía, anhelante de alguna limosna del todo poderoso.
La expropiación imperial se convirtió en una de las características más odiosas y dañinas de la etapa chavista. Por esa vía arbitraria se arruinaron muchos empresarios venezolanos y se enriquecieron muchos secuaces del fallecido sátrapa. Las pérdidas materiales debido a esta práctica han sido cuantiosas. Miles de empresas han desaparecido. La  industria, el comercio y los servicios se han visto diezmados por la funesta práctica del tirano fuera de control. El país que apuntaba hacia el desarrollo en el siglo anterior se vino abajo, en  total colapso, debido a la ineptitud de lo que comenzó como petro-régimen y se ha transformado en un narco-régimen.
La pérdida material derivada de las expropiaciones, con todo y lo cuantiosa, no ha sido lo peor que le ha ocurrido a Venezuela. Lo peor ha sido la expropiación de la dignidad. La Venezuela en la cual nací era un país de gente honorable, de gente digna, de gente de valores.  La Venezuela que dejaré será un país de medio pelo, de corruptos e ineptos en control del poder político, de gente  sumisa esperando dádivas y de mucha gente talentosa y educada plegada, por cobardía o por conveniencia, a la mediocridad que hoy manda en el país.  
Chávez logró expropiar la dignidad de millones de venezolanos. Y Maduro ha completado la faena diabólica utilizando el cerco de hambre, hasta en contra de sus propios seguidores, quienes tarde han llegado a comprender que no era su liberación la que buscaban los chavistas sino su total adhesión a través de la esclavitud.

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