Sunday, March 18, 2018

Editorial El Nacional: Del puente a la alameda

Es dado al delirio y susceptible a las apariciones. Todavía son objeto de chanzas sus encuentros cercanos del tercer tipo con el alma en pena del Cuartel de la Montaña que, a poco de usurpar el cargo que ostenta, le visitó transfigurado en pájaro y, después, ya atornillado con la venia de Fuerte Tiuna y la bendición de La Habana, en mariposón. Es, más que posible, casi seguro que padezca de alucinaciones acústicas y no pueda sacarse de la cabeza un suena que suena de vals peruano, un retintín de “El plebeyo” que lo tiene atormentado y al borde de un ataque de nervios. Tan persistente alucinación acústica, explicaría su porfía, rabieta y pataleta: voy a Lima y me importa poco que me moje o me parta un rayo. ¡Recórcholis!

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