Como la
sociedad, desde hace años, ha permitido los desmanes de la dictadura, pueden
ocurrir hechos tenebrosos que no reciben sanción, y repetirse sin que los
perpetradores pierdan el sueño. El crimen de Fernando Albán no solo se explica
por la existencia de una tiranía despiadada, sino también porque la sociedad ha
labrado el camino para la multiplicación de los delitos de los gobernantes.
Solo así se puede entender cómo, ante la presencia de un delito abominable,
ante el exterminio de un hombre justo, apenas nos presentemos los venezolanos
como plañideras de turno que volveremos a nuestra rutina después de atender las
formalidades de un duelo que no pasará del mes....
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