La violencia insatisfecha busca y acaba siempre por encontrar una víctima de recambio.
René Girard
Según Georget, la psiquiatría debía intentar responder a un solo problema de fondo: ¿cómo disuadir a quien se cree rey? La conjetura nos lleva a pensar en la propuesta inversa, es decir, el psicópata intentará exactamente lo contrario: ¿cómo disuadir a todos para que crean que es rey? Pero todavía podemos llevar la cuestión a más: ¿qué hacer una vez que todos han sido disuadidos por el psicópata y todos creen de veras que se trata del rey? ¿Se puede hacer algo para evitar el contagio patológico que termina en epidemia? Estas preguntas podrían lanzarse al vuelo, entre sugerencias sutiles y modos desgarrados, como intento de reflexión sobre lo acontecido en Venezuela en los últimos 200 años. Pero también podemos poner un foco en los últimos, digamos, 6 años y centrarnos en la oscuridad ganando espacio no sólo físico, sino sobre todo psíquico en el conjunto de habitantes que hacen vida en una metrópoli como, por ejemplo, Caracas. Asomarse a ese abismo (o a ese paisaje psíquico) supone enfrentarse a una experiencia vertiginosa que puede expresarse en obsesiones, delirios, depresiones, alucinaciones y desviaciones. Y luego puede acontecer (o no) una visión: la luz de la pira sacrificial, encendida por el horror, pero única capaz de alumbrar, precisamente, a un país envuelto en tal nivel de desazón y en tanta oscuridad.....
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