Sin importar cuantas veces tengamos que repasarlo, y aún cuando se trate de un valor y un derecho tan básico que se da por descontado en las sociedades modernas y libres, la libertad de expresión es uno de los principales elementos que distingue a una democracia, de aquellos regímenes autoritarios en los que la regla es el ejercicio absolutamente desproporcionado de la autoridad.
Privar de libertad a un ciudadano por criticar, defenderse y resistirse al avance y desmanes del desgobierno, es decir, por expresar legítima y libremente sus ideas y posiciones, sin importar cuán ofensivas sean en contra de quienes detentan el poder, es una de las aberraciones más deplorables pero clásicas y previsibles de cualquier régimen autoritario, que ahora como nunca desnudan y evidencian ante el mundo, su peor rostro, el de la intolerancia e hipersensibilidad a la verdad.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/410/
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