Uno pasa buena parte de la vida oyendo que los venezolanos somos los más chéveres, los más estos y los más aquellos. Que Venezuela es el ombligo del universo. Que nuestro hielo es el más frío y que somos los hijos de Bolívar, miembros de una raza superior predestinada al éxito. Por muchos años estuvimos entre los pueblos más felices del mundo, según encuestas de Gallup y Latino Barómetro. Nuestras mujeres las más bellas, nuestras montañas las más altas, nuestras playas las más hermosas, éramos los compradores de todo y de a dos, porque uno no era suficiente.
En 2020 Venezuela es el país más pobre de la región, más pobre que Haití, según las últimas estadísticas comparativas. El nombre de Venezuela es sinónimo de estado fallido y rueda por los pantanos morales del planeta. El nombre de Bolívar devaluado, al ser apropiado indebidamente por una pandilla de delincuentes para designar lo que ha sido una verdadera involución. El estado en quiebra colonizado y tutelado por ideólogos salvajes de la Cuba castrista, pasto de la codicia de los iraníes, rusos y chinos, sin control del territorio, acogotado por un régimen usurpador narcotraficante, asesino y lava dinero.
¿Y entonces? ¿Cómo pasamos de aquello a esto en tan corto tiempo?....
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http://lasarmasdecoronel.blogspot.com/2020/07/que-vedo-traicion-e-indignidad.html
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