La literatura suele crear una visión la mayoría de las veces incómoda sobre las obsesiones colectivas. Desde la belleza hasta la juventud, el sexo y la muerte, los grandes temas intelectuales encuentran en la palabra una perspectiva novedosa, pero, sobre todo, una dimensión por completo nueva de las implicaciones del individuo como reflejo de la cultura a la que pertenece. Una y otra vez, la escritura no sólo reflexiona sobre la identidad de la época y sus implicaciones sociales y éticas, sino también sobre la profundidad de sus perversiones. Una combinación que crea un reflejo incómodo sobre lo que somos y, sobre todo, lo que asumimos como noción existencialista.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/de-cuando-la-lolita-de-nabokov-conocio-a-stanley-kubrick/
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