Cuando en 1994 Hugo Chávez recibió el indulto y salió de Yare, a todo el mundo le quedó claro que se trataba de un militar procesado y condenado por intentar romper el hilo constitucional. Fue agarrado con las manos en la masa, juzgado y sentenciado de acuerdo con lo que dictaba la ley. Pero recibió el perdón de la pena y por eso estamos aquí.
Cuando un régimen hace alarde de un gesto supuestamente magnánimo en contra de aproximadamente 100 opositores que no han cometido delito alguno y mucho menos han sido procesados, no puede hablarse de lo mismo.
Lo primero que hay que hacer notar es que a todos los venezolanos, fuera y dentro del país, les alegra mucho que estos hombres y mujeres al fin puedan reunirse con sus familias. Nunca nadie dudó de su probidad, de su sacrificio y de su amor por el país y de que no habían cometido ningún delito.
Pero también es obvio que se trata de la admisión de una culpa. El cinismo de la cúpula rojita ha ignorado por años lo que el mundo entero señala, que tienen las cárceles llenas de presos de conciencia. Ahora la evidencia está a la vista de todos, y eso hay que gritarlo a los cuatro vientos. Si tienes presos políticos estás anotado con las dictaduras del mundo. Se trata de un régimen que encarcela a los que opinan diferente.....
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