En él Los Teques de la primera mitad del siglo XX las casas se apretaban, unas contra las otras a lo largo de las calles del pueblo. La puerta principal estaba casi siempre semi-abierta para dejar ver al zaguán, vestíbulo que conectaba la calle con la casa. El piso y sus paredes, al menos del suelo hasta la mitad, eran de mosaicos, un símbolo de estatus. Algunos zaguanes terminaban con una media puerta que daba a la casa como tal, la cual generalmente tenía un corredor que le daba la vuelta al patio lleno de flores y alrededor del cual estaban las habitaciones. Luego podía o no existir un sitio para el comedor formal, mientras que la cocina estaba hacia el fondo y, aún más atrás, se encontraba el corral, con árboles de guayaba, naranjas y otros cítricos. Las casas eran frescas y alegres. Montado sobre una mata de guayaba podía ver hacia las casas vecinas.
Todas las habitaciones que daban a la calle tenían ventanas. Y ellas representaban la conexión entre la casa y el mundo exterior. En algunas casas, en especial las habitadas por ancianos, las ventanas tenían celosías, generalmente hechas de madera, las cuales hacían difícil ver hacia adentro desde la calle pero permitía a la gente de la casa ver hacia afuera.....
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