Hay que reconocerles a los jóvenes dirigentes de varios de los partidos que forman parte del espectro político nacional, el valor que tienen sus apreciaciones sobre la realidad del país y que en su talante se evidencia una capacidad de diálogo y entendimiento realmente encomiable. La arraigada visión que tienen del concepto que la unión de todos los venezolanos es la clave para avanzar, con posibilidades de éxito, en la tenaz lucha que se libra para propiciar un cambio en la conducción del país; es un ejemplo de madurez política que ojalá fuera motivo de emulación por parte de los dirigentes mayores de las organizaciones políticas en las que ellos militan. A lo largo de sus intervenciones, estos jóvenes nos hablan de la necesidad perentoria que tienen los opositores a la dictadura de construir y organizar la unión, como concepto más amplio que el de unidad y que comprenda propósitos, valores, principios, objetivos que sean coherentes, verdaderos, contundentes y viables y cuya organización y funcionamiento sea la expresión de toda la sociedad civil y no de una exclusiva visión, ideológicamente limitada. No olvidemos que en lo que de verdad cuenta no es lo que ellos digan sino cómo se comportan en sus relaciones con la sociedad. Los jóvenes no tienen por qué heredar lo que otras generaciones hemos hecho mal. Tienen derecho de buscar su propio camino, para ellos y para Venezuela. Debemos darles la oportunidad de construir un país diferente. Es su tiempo y debemos dejar que decidan....
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