Tuesday, November 28, 2017

Pablo Aure: Sin falsos nacionalismos

Olvídense del tema electoral. Venezuela no saldrá de la crisis por vías convencionales. Hablar de elecciones es la coartada perfecta del régimen para hacer creer que la oposición tendrá algún chance de llegar al poder votando.
No pretendo desanimar a nadie, lo que sí deseo es ubicar a los ilusos. Esto es una tiranía que jamás aceptará entregar el poder por las buenas. Entiéndase bien: el poder no solo es Maduro, sino todo lo que él representa, eso abarca el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía General de la República y el Poder Legislativo que en 2015“ganó” la oposición mediante elecciones, pero se lo dejó arrebatar “judicialmente”. Es un cuadro cerrado lo que existe entre los distintos poderes para que se cumplan las órdenes de la tiranía.
Sin presión no hay solución
La presión debe ser continua en lo interno y también desde lo externo. El malestar debe hacerse sentir en las calles mediante las protestas, siempre de manera pacífica pero organizada. Por ejemplo, cuando se proteste en Táchira también debemos hacerlo en Carabobo y en otros estados. Eléxito de las manifestaciones se materializa cuando se extienden en todo el territorio nacional. En Caracas es vital que se escuchen los gritos de la molestia ciudadana.
Nunca exponerse más de la cuenta, esto es llegar hasta donde el sentido común lo permita. Susurrarle a los oídos al sector militar indistintamente al componente que pertenezcan. Explicarles muy bien que el socialismo es miseria, hambre y corrupción, que además acabará con ellos y con sus familiars.
El socialismo del siglo XXI corroe a la sociedad hasta convertir a los ciudadanos en esclavos alimentados de las dádivas del régimen. Los enferma y los humilla. Ese es el destino que nos espera si seguimos tolerando a los bárbaros rojos.
Necesario que lo sepan: no estamos bien ni tampoco vamos por buen camino. Esto cada día se pone peor. Al que le guste esto que se quede callado y asuma su barranco; pero el que esté inconforme debe saber que con el silencio no habrá cambios. Pues entonces, no hay otro camino que la organización para desobedecer al opresor. No esperemos que otros lo hagan por nosotros. La tarea es de todos. Desde luego, la cosa no es así de simple. Abajo trataré de explicar lo que propongo.

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