Décimoséptima entrega de la serie “Artistas olvidados”, por Beatriz Sogbe: “no solo olfateaba las excavaciones, con una intuición que es leyenda, sino que fue un demiurgo de imágenes”
....Cruxent falleció en Coro a los 94 años, rodeado de cosas simples y sencillas. Nunca tomó una pieza arqueológica para sí. Nunca fue un negociante con su arte. Solo se regodeó con sus hallazgos y su arte. Murió, pobre pero feliz, en el Edo. Falcón, en la tierra que lo adoptó y a la que él supo devolverle sus glorias pasadas, como lo prometió.
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