A un año de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente Venezuela se encuentra azotada, no solo por la terrible crisis económica y social que ha deshecho la vida de la mayoría de los habitantes de este país, sino también por la decepción y desolación producto de la profunda desconfianza que generan tanto los voceros del gobierno como los de la oposición, que impide visualizar cambio real que signifique, en primer lugar, revertir la terrible situación de precariedad y emergencia en salud, acceso a alimentos, servicios públicos, educación y seguridad que hoy padecen todos los venezolanos y, finalmente, un verdadero y sustentable desarrollo que nos permita dejar atrás estos oscuros años de destrucción para que podamos recuperar y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que aun permanecemos en nuestro país. Y me refiero a los voceros porque al haber perdido los venezolanos la credibilidad y confianza en ellos, estos han perdido a su vez la capacidad de liderar los profundos cambios que se requieren con urgencia.....
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