Friday, September 20, 2024

Laceiba de Ramón Muchacho el 20 de septiembre

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Saludos,

Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.

Fueron por lana y…


Se cometieron graves delitos en la embajada de España en Caracas, territorio español. Los delincuentes dejaron registro visual y documental de sus crímenes, expuestos por ellos mismos “en cadena nacional”.

Así podría ser el resumen de la escandalosa noticia de ayer, en la que pudimos ver como Delcy Rodríguez, sancionada por la Unión Europea, se encontraba dentro de “territorio europeo” (¡!) junto a su hermano, perpetrando un delito que quedó grabado como a ladrones de bancos.

De testigo de excepción, aparece el embajador español, Ramón Santos, quien no desconocía los gravísimos hechos y estaba al tanto, además, de que en simultáneo los esbirros de Maduro asediaban a la embajada de Argentina en Caracas.

Jorge quiso humillar a Edmundo y, en el mismo acto, echarle (en venganza) un vainón al gobierno de Pedro Sánchez y su canciller, quien a esta hora tiene mucho que explicar. Los Rodríguez creyeron que con el nuevo acto delictivo convencerían a quienes aún no reconocen a Maduro, es decir, que la “carta” tendría los efectos de las actas que aún no aparecen, y no aparecerán.

Sin embargo, les tenemos una muy mala noticia: han quedado mal, peor que antes. Los “hermanitos”, convictos y confesos, fueron vacilados por Edmundo como conejo a tío tigre. Les firmó un garabato para poder irse, como una liebre, y llegar a España a hacer lo que estamos viendo.

Fueron por lana y salieron trasquilados.

La verdad


A pocas horas de haber llegado a Madrid, Edmundo confirmó su inquebrantable compromiso con el mandato recibido y reventó el contenido de la “carta” que, seguramente, redactó Jorge de su puño y letra, engreído porque creyó que se la estaba comiendo. La “carta” es inútil, tanto política como jurídicamente: no sepulta el verdadero meollo del asunto, el robo de las elecciones y el secuestro de los resultados electorales.

La evidencia del duro golpe recibido, uno más, la ofreció Cabello anoche mismo, al amenazar a Edmundo con una “gripecita”. Todos recordamos lo que ocurrió con el teniente Ojeda en Chile. Sabemos de lo que son capaces. De manera que pedimos, encarecidamente, la máxima protección para la vida del presidente electo por más de siete millones de venezolanos.

Lo que sí le objetamos a Edmundo, hay que decirlo, es que hayamos tenido que enterarnos de esta terrible situación por la boca y maniobra de Jorge Rodríguez. Le pedimos, con todo respeto, que no nos vuelva a ocultar nada, ni siquiera la verdad más amarga. Los venezolanos agradecemos la transparencia y franqueza del liderazgo político, especialmente en tiempos tan turbulentos y de “posverdad”.

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