El país en que vivimos, sumergido en la miseria, la involución, el desencanto, la desesperanza y sin futuro; que se desintegra a ojos vista y se acelera su alejamiento de sí mismo para convertirse en otro, está muy lejos de haber alcanzado la suprema felicidad que los perversos embusteros del régimen pregonan y tratan de vendernos a través de los medios de comunicación y de esas largas y tediosas peroratas presidenciales que nos torturan con una frecuencia inaguantable, en las cuales las vetustas consignas que se esgrimen suenan cada día más huecas y vacías.....
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