La vida sin perspectivas se abrevia y achica inexorablemente en el torbellino de las coyunturas. Acosados como andamos por las necesidades y las urgencias, haciendo cola interminable para si acaso entrar al hospital de nuestros abandonos cotidianos, tenemos poco tiempo, convencimiento, y mucho desencanto acumulado, como para encontrarle sentido a la virtud de ser. De ser acompañados. Preferimos estar, solitarios flotar, las vacas pastan, dejarnos llevar por el embrujo del horóscopo.
No hay tiempo ni orgullo, menos aún convicción para la trascendencia; y a quién le importa me dirán trascender en estos tiempos tan postrados por el desengaño; y hoy qué sentido tiene, subirán otros de tono; y eso de trascender qué significa, murmurarán; para qué, por qué, hacia donde, con quién, mirarán de reojo. Otro es a todas luces el diccionario vigente de los sentidos y su imperio, y yo también ando oxidado de luces.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/un-mundo-sin-messias/
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