Tuesday, September 5, 2017

Editorial El Nacional: De defensor a verdugo

El socialismo ruso y sus réplicas más perversas siempre fueron una inagotable fuente de mentiras. El objetivo no era, como diría el historiador Martin Malia, el ataque de los “abusos específicos del capitalismo sino contra la realidad. Es una tentativa de abolir el mundo real”. No cabe ninguna duda de que la historia ha demostrado con creces que para ello no existía otra alternativa que poner a funcionar todos los días la gran fábrica de mentiras.
En Venezuela hemos visto cómo la dictadura ha encendido esta fábrica para esconder sus fracasos, sus redes de corrupción y los vínculos de la camarilla oficialista con el crimen organizado a escala mundial. No existe un gobierno serio que, en este momento, ponga en tela de juicio lo que ocurre en Venezuela y que ha pasado a ser de conocimiento de todos los organismos internacionales, al punto de que cualquier actividad que un venezolano desarrolle en el extranjero pasa de inmediato por una serie de pruebas adicionales que permitan detectar cualquier anomalía.

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