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Wednesday, January 31, 2018
Los juegos del hambre, por Laureano Márquez
¿Qué le pasa a la oposición venezolana? ¿Por qué ha tenido tanto éxito la estrategia de su ruina y división? Son preguntas que nos asaltan como si fuesen malandros en la noche caraqueña. Votar o no votar, sigue siendo nuestro dilema. Es un dilema terrible para una ciudadanía que tiene solo el voto como su única fuerza cuando todo se ha perdido. Pero el voto solo es un instrumento de cambio cuando el ciudadano tiene garantías de que su ejercicio puede ser honesto y justo, esto involucra varios aspectos: tanto que el resultado de los escrutinios sea el fiel reflejo de la opinión ciudadana, es decir que las elecciones sean limpias y transparentes y que el elector no haya sido coaccionado en su opinión por un agente externo a su propia consciencia, como por ejemplo, comida si está muriéndose de hambre. Ninguna de estas dos seguridades las tiene el elector venezolano. Por otro lado, si en República Dominicana se negocian condiciones de transparencia electoral y el gobierno accede a dialogar sobre el tema es porque reconoce que no existen. Lo curioso es que en medio de este diálogo se convoque a una elección presidencial sin haber llegado a un acuerdo. ¿Cómo creer en un diálogo así?
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