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Saludos,
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
Decisión tomada
Que la voluntad soberana se haya expresado ayer, una vez más, con el poderoso mensaje de desobediencia popular ante el llamado a la movilización que hizo el ilegítimo, no debería sorprender a nadie.
Ese soberano se pronunció de manera abrumadora y contundente el 28 de julio y antes, en diciembre de 2023, ante la engañifa barata que convocó el dictador sobre el Esequibo.
También dejó solo a Maduro en las operetas montadas por su compadre Amoroso en mayo y julio de 2025.
De manera que el desprecio popular mostrado ayer solo ratifica una decisión ya tomada por las grandes mayorías de la nación, que no caen en la burda maniobra de estos forajidos si bien no faltan zalameros que se presten al sainete rojo.
Distracción fallida
Desde hace tiempo los actos de fuerza y de imposición arbitraria que ha ejecutado Maduro han sido contestados uno a uno por la colosal disposición de los venezolanos que anhelan el cambio.
El país sabe que los montajes de la dictadura solo intentan recrear distracciones frente a lo medular: la derrota de Maduro el 28 de julio, la voluntad soberana de rescatar la democracia y la existencia de una cúpula corrupta y mafiosa hoy al descubierto, señalada e identificada como un cartel del narcotráfico internacional.
Un cartel que tiene al ELN como “primera línea” para su defensa, aunque Padrino López insista en decir que en Venezuela no hay campamentos de grupos armados, pocos días después de que Petro dijera exactamente lo contrario.
De paso, hay que preguntarse por qué Maduro apela al ELN para que lo defienda: ineptitud de su alianza cívico-militar-policial; lealtad resbaladiza o, simplemente, porque al ser socios en el narconegocio eso es lo que procede.
En todos los casos: ¡No me ayudes compadre!
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