EN: https://www.elnacional.com/2025/10/el-gran-dilema-militar/
La mayoría de los venezolanos han tolerado sin mayores cuestionamientos la “autodenominación de origen” Ejército Libertador que los militares se impusieron en algún momento del pasado reciente. Aunque la verdad histórica sea que lo han sido solo en contados episodios. Aquellos en que su actuación ha sido cónsona con la soberanía popular que juran defender. Desde la mitad del siglo pasado en adelante, lo fueron, seguro, cuando se activaron para derrocar a Marcos Pérez Jiménez y, poco después, para combatir a la lucha armada comunista respaldada por Cuba.
Ningún venezolano de buena fe podría considerar ahora que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es la encarnación del ejército de Bolívar. No se trata de una percepción ideologizada. Los militares fueron el factor fundamental para desconocer la soberanía popular, expresada claramente el 28J y son el único sostén de la dictadura criminal que ha emanado de ese desconocimiento. Son la representación material y contundente de una dictadura totalitaria de corte comunista. Y no una dictadura cualquiera sino una que ha sido reiteradamente condenada en los informes de organizaciones no gubernamentales e instituciones multilaterales (Misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) por violaciones gravísimas, incluidos asesinatos y tortura.
Por si eso fuese poco (que no lo es de ninguna manera, pues lo que han hecho es monstruoso, dantesco y criminal), los militares venezolanos son percibidos dentro y fuera del país como una agrupación mafiosa y narcotraficante. Contrario a libertadores, son considerados asesinos, torturadores y narcotraficantes por gobiernos y medios de comunicación extranjeros. Les acusan de ser un cártel, el “de los Soles”, y varios altos y exaltos mandos de las FANB (desde su comandante en jefe para abajo) están solicitados por la justicia en Estados Unidos y se ofrecen recompensas por su captura.
Producto de esa percepción generalizada, Estados Unidos ha movilizado una flota gigantesca (vistas las proporciones) hacia las costas de Venezuela. Salvo las dictaduras de Cuba y Nicaragua -con un apoyo tibio- y los gobiernos izquierdistas de Sheinbaum y Petro -a título personalísimo, según parece-, nadie en el continente americano ha levantado su voz. Nadie los apoya.
El dilema moral para cualquier miembro de la FANB es obvio: ante la flota de Estados Unidos y un presidente como Trump que a diario amenaza descabezar a la cúpula corrupta: ¿Qué van a defender? ¿A una cúpula cívico-militar corrupta o a los millones de venezolanos que el 28J eligieron a un gobierno democrático? ¿A Maduro, Diosdado, Padrino y los hermanos Rodríguez o a Edmundo González Urrutia, el presidente electo por 80% de los electores y que aún hace cuanto sea posible por una solución que no pase por una confrontación violenta?
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