EN: Recibido por email
Saludos,
A uno le cuesta pensar que exista una persona de fe, de vocación religiosa, que respalde a un régimen que acumula a miles de presos políticos como objetos de colección, desaparece a disidentes, secuestra menores de edad o a familias enteras, y que actúa con tal negligencia que se convierte en corresponsable de la muerte de un joven autista, cuyo destino quedó marcado por el conflicto postelectoral.
¿Qué tiene en la cabeza este sacerdote, a quien le gusta usufructuar el poder y hacer uso de los bienes del Estado, para darse la (gran) vida mientras los hospitales y las escuelas se desploman por falta de gestión pública?
¿Acaso este personaje sabe cómo se ha degradado aceleradamente la situación económica de los pobres y segmentos medios del país? ¿Tiene alguna idea del subidón inflacionario, de la depresión de las familias venezolanas que no tienen a dónde ir, ni a quién acudir en este marasmo en que se ha convertido la tragedia criolla?
¿Este “religioso” ha hablado con los presos políticos? ¿Se ocupa de su estado de salud y alimentación? ¿Ha abogado por su libertad?
Entonces, ¿de qué se trata su apostolado? ¿Es empleado exclusivo de quien oprime y aplasta a los venezolanos? ¿Su “iglesia” es Maduro? ¿Será el que lo alienta a hacer más tropelías o acaso le tocará ayudarlo a preparar maletas cuando le llegue su toc-toc?
El Papa, que ha pedido «tomar posición» frente a las injusticias y las desigualdades, bien podría pedirle a Numa Molina que de el ejemplo.
La ley entra por casa.
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
No comments:
Post a Comment