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Monday, January 22, 2018
Sin sepelio, por Naky Soto
El Gobierno nacional ha sumado más crueldad al caso de Óscar Pérez y sus compañeros, para que el “castigo ejemplar” supere la desproporción de las balas e incluya la humillación y el dolor de sus deudos. Sin sepultura no hay certeza, no hay manera de comenzar el duelo, un tormento en gerundio para su familia y para el país. Muy temprano y sin el permiso de sus familiares, trasladaron desde la morgue de Bello Monte hasta la parcela 28 del Cementerio del Este, los cadáveres de Abraham Agostini y José Alejandro Díaz Pimentel. Sin permitirles oraciones ni rituales, los enterraron en compañía de pocos familiares, algunos incluso debieron forcejear con la Guardia Nacional para poder asistir al entierro. Pasaron horas antes que toda la gente que se congregó en el cementerio pudiera acercarse a las tumbas. Particularmente conmovedora la circunstancia de los hijos de Díaz Pimentel, pues quedaron huérfanos; su madre falleció hace 3 años por no conseguir medicamentos para sus problemas renales y hoy el Gobierno enterró a su papá sin estar ellos presentes.
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