Cuando uno se ve forzado a salir del territorio venezolano, como es el caso que atañe a más de 6 millones de compatriotas que estamos integrando la diáspora, acusamos un inevitable “dolor de patria ausente”. Al poner un pie en tierra extranjera nos asalta un escalofrío, de solo pensar que comenzará a extinguirse nuestra identidad. Los años que acumulo afuera me han ido enseñando que, afortunadamente, no es así. La angustia estribaba en el temor de que en Venezuela se extraviara la esperanza y la derrumbara la tristeza.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/venezuela-desde-el-exilio/
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