Claro que todo fluye, que todo se transforma, y quién lo niega. Cómo he de llevarle la contraria a tan citada y en apariencia irrebatible, irrefutable y contundente aseveración, casi que tendencia filosófica, religión, dogma, según la cual: “Nada se pierde, todo se transforma”, acuñada por el químico francés Lavoisier, hace más de dos siglos. Aunque sea dicho de paso, a pesar de su popularidad y para mi humilde gusto, siento que hay demasiado endiosamiento de las causas u origen y falta en ella la presencia indispensable de la volátil, pero imprescindible voluntad humana en todos estos asuntos del devenir. Si no entonces para qué la libertad, dónde la fortuna, para cuándo la casualidad, de quién la responsabilidad.
Así que insensato yo y aquí entre nos, intentaré mejorarla a mi gusto reescribiéndola de esta manera: “que nada se pierda, que todo se transforme”, casi que al estilo de “pienso, luego existo” de otro francés, Descartes.....
EN: https://www.elnacional.com/opinion/nada-se-pierda-todo-se-transforme/
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