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Saludos,
La lectura de los titulares que recoge La Ceiba deja una sensación clara: el mundo pareciera adentrarse en aguas turbulentas. Y en un contexto así, es lógico preguntarse cómo “quedará parado” el conflicto venezolano.
¿Habrá todavía voluntad en la comunidad internacional para acompañar la causa democrática? ¿Persistirá el apoyo al reclamo por la libertad de los presos políticos, la denuncia del autoritarismo y la defensa de la democracia? ¿O todo quedará reducido a una operación de “suma y resta” de eso que algunos llaman realpolitik?
Porque ojo: la lucha por hacer valer el resultado del 28 de julio y por la vigencia de los derechos humanos en Venezuela parte de principios y valores, sí. Pero su concreción tendría también implicaciones geopolíticas profundas y concretas: nada menos que la realineación con las democracias occidentales de un país con vastas reservas energéticas y minerales, y con un capital humano disperso por el mundo que, si pudiera regresar, nos convertiría en un aliado de primer orden de la causa de la libertad y la prosperidad.
Y esto no lo decimos desde la ingenuidad. Ingenuidad es creer que con Maduro podrá haber un apaciguamiento, un entendimiento que “medio parapetee” las cosas y nos deje vivir tranquilos. A los venezolanos y a nuestros vecinos.
El verdadero realismo es, por el contrario, comprender el papel que puede jugar Venezuela en el mundo que se avecina, si —y solo si— logramos poner las cosas en su lugar.
¡Feliz y productiva semana para todos, en la medida de lo posible!
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
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