Thursday, February 22, 2018

Paulina Gamus: Carta amable para Nicolás Maduro

En mis largos años de columnista de prensa, concejal y parlamentaria, jamás utilicé el insulto como instrumento de la controversia política. Por consiguiente nunca avalé que para descalificarlo a usted, los opositores tuviésemos que utilizar agravios o improperios que en verdad  han pasado a ser -desde la era Hugo Chávez- potestad exclusiva de quien ejerce la presidencia de la República. No es que esa norma esté inscrita en la Constitución que Chávez nos encasquetó y a la que dio el apodo tan elegante de la Bicha. Pero la costumbre en nuestro país, se hace ley.  Por supuesto que hay algunos que se arrogan esa potestad presidencial, y expelen por su boca, mientras esgrimen un mazo,  toda suerte de vituperios y afrentas. En realidad abusan de su confianza de insultador máximo, exclusiva de  su investidura.
 Examinemos con detenimiento los dicterios que muchos opositores- digamos que bastantes y cada vez en mayor número- utilizan contra su persona:

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