Tuesday, August 29, 2017

Editorial El Nacional: Nicolás me cae bien

Antes uno podía decir en público, sin temor a represalias: ese tipo me cae mal. ¿No es lo más común del mundo? El juego de las simpatías y las antipatías ha corrido desde el nacimiento de la humanidad, sin que se pensara en castigos terribles por la expresión de un determinado sentimiento hacia el prójimo. El entorno de cada quien está dividido entre los que se consideran simpáticos y los que no, sin que se piense en retaliaciones de importancia cuando uno se expresa al respecto. Quizá se pueda recibir una respuesta airada, y hasta una bofetada, sin que la sangre llegue al río.

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