Si comparamos con los citados contextos al actual régimen que nos aplasta, alguien podría decir que exageramos o tratamos de ser efectistas, pero si nos fijamos en el ángulo de la pendiente que van señalando las sucesivas violaciones, fraudes, muertes y mentiras flagrantes, la comparación adquiere más sentido. Para ser más prudente, me limito a decir que la aparición de un líder de oposición, congregante y capaz de reconducir al país, fue más factible en las democracias de Carlos Andrés II y Caldera II que en los regímenes de Chávez y Maduro.
Más que un héroe de oposición necesitamos un héroe de transición hacia un nuevo contexto político, alguien que sea más puente que monumento, que limite su heroicidad a esa función y luego entregue el testigo del poder y el estrellato a otro corredor. En la historia de Venezuela hay un ejemplo notable, incluso insólito. El que un militar, ministro de la Defensa de la dictadura más férrea y larga que ha conocido Venezuela —los 27 años de Juan Vicente Gómez—, haya sido uno de los creadores de nuestra democracia moderna, es una proeza difícil de explicar. Vista desde el presente suena a cuento de hadas.
Seguir leyendo,
No comments:
Post a Comment