El
fundador de la más exitosa línea de comida rápida del mundo —McDonald’s—
resultó un pillo. Esto de acuerdo con el director John Lee Hancock. El
fundador es una película de un solo actor: Michael Keaton, cuya
extravagancia actoral dejó huella marcada en la barroca y aburrida Bitelchús
(1988) de Tim Burton.
Keaton
es un actor encasillado, de muy pocos matices, por lo tanto, limitado. Quizás
sea por ello que encaja en el rol de Ray Crok, un inescrupuloso vendedor
ambulante fracasado que es capaz de robar una excelente idea, aunque modesta en
el plano empresarial, y convertirla en faraónica. La clave del éxito
empresarial de acuerdo con Ray Crok es la perseverancia, en realidad la
ambición más desmedida desde una vanidad presuntuosa.
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