Quiérase o no, la región latinoamericana está viviendo un momento singular. Recientemente, The Economist dedicó uno de sus números de septiembre a destacar que la región ya no es el patrio trasero de los Estados Unidos, y que su economía, salvo la de países como Venezuela, ha venido creciendo en los últimos años en un ambiente de baja inflación, gracias a políticas de estabilización macroeconómica. Asímismo, que en algunos casos como México y Brasil se han desarrollado planes favorables a la población de menores recursos, a cambio de que su componente joven se mantenga sano y progrese en sus labores escolares. Finalmente, que en los elementos que pueden contribuir a hacer cada vez más promisorio el futuro económico de la región, se encuentra la necesidad de lograr un mejor clima de relaciones de negocios con los Estados Unidos de América, país que debería darle una mayor prioridad a políticas consistentes con su carácter de principal socio comercial de la región, antes que a los intentos para construir muros o erigir obstáculos a dichas relaciones
Sin duda, se trata de una situación que contrasta con otras vividas por la región en épocas pasadas, signadas por altas tasas de inflación y estancamiento económico. Más recientemente, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, también han pronosticado crecimientos económicos positivos para la region latinoamericana, tanto para el cierre del presente año como para el 2011.
No obstante estos vientos alentadores, la región todavía la aquejan problemas estructurales, como altos indices de pobreza, baja calidad de vida, inseguridad y crecimiento de las manifestaciones de criminalidad por parte de la delincuencia organizada, principalmente en lo que atañe a la corrupción en el manejo de los dineros públicos y el tráfico de drogas...Esto es sin contar que, como en el aludido caso del decrecimiento económico venezolano, las políticas encaminadas a favorecer la absorción de empresas privadas por parte del gobierno, la realización de gasto público deficitario y la utilización del ingreso petrolero con fines políticos, prácticamente han destruído el aparato productivo nacional, hecho cada vez más dependiente el país de las importaciones y potenciado los factores inflacionarios que minan la capacidad adquisitiva de los venezolanos. Estas políticas de desestímulo al sector privado tienen que ser completamente revertidas, si se aspira a que Venezuela logre recuperar la senda del crecimiento de su economía, a decir del informe presentado por el Brookings Institution (Mauricio Cardenas et al, páginas 54 y 55), durante la Conferencia sobre el Futuro Económico de América Latina: Perspectivas y Retos, organizada conjuntamente con el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, el pasado 7 de octubre.
Por tanto, mucho tememos que todavía falta bastante por hacer en la región latinoamericana y especialmente en países como Venezuela, para encontrarse en un verdadero momento estelar...Saludos, Jotabe
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