Monday, June 6, 2011

Humala

En: http://www.lapatilla.com/site/2011/06/06/alonso-moleiro-humala/

Alonso Moleiro

Después de un intento fallido, finalmente Ollanta Humala quedó electo presidente del Perú, tras superar en la segunda vuelta a Keiko Fujimori.
Elección esta que marcó una extraña paradoja: el que probablemente sea el momento de mayor estabilidad económica, política y social de ese país en toda su historia produjo la extraña regresión que ha presenciado la región.
El arribo al poder de un dirigente que deja una espesa estela de sospecha a causa de su trayectoria y su discurso -por mucho que haya hecho un dramático esfuerzo por moderarlo en la campaña-; y el antipático dilema que enfrentaron los peruanos al enfrentar el nombre del presidente electo con el de Keiko Fujimori, el de la hija de Alberto Fujimori. El presidente que acabó con el terrorismo en el país hermano, pero, a cambio, organizó una mafia paralela que ejercía el poder en el nombre de las instituciones.
Este cuadro no deja de arrojar una enseñanza fundamental: la superación de la pobreza implica el desarrollo de decisiones políticas complementarias al trabajo que puedan hacer los ministros encargados de sanear la economía. No deja de resultar insólito que, tras el esfuerzo estabilizador de Toledo y García, los peruanos tengan que enfrentarse de nuevo con un panorama como el de éstas elecciones. La economía ha resultado ser una ciencia bastante incompleta; poco haremos si se le deja sola trabajando en los números estructurales en una nación del tercer mundo que tenga acuciantes problemas sociales por resolver. Eso ya sucedió en Venezuela.
Nadie debe cantar victoria. Especialmente en Venezuela. El arribo de Ollanta Humala al poder encierra varias interrogantes muy importantes. Uno de los rasgos más significativos del desarrollo de la campaña electoral peruana ha sido la prisa que evidenciaron los dos candidatos, especialmente el que a la postre resultó ganador, por desprenderse de la imagen de Hugo Chávez como posible aliado o factor inspirador.
Queda claro: los peruanos, como la aplastante mayoría de los latinoamericanos, tienen una visión muy negativa del presidente venezolano, y están espantados con el riguroso proceso de destrucción de todos los órdenes de la vida nacional que acá se ha adelantado, por lo demás con notable éxito.
Hugo Chávez no gusta en la región; no es un amuleto ni una palanca para agradar, sino un antivalor; su discurso, su proceder, sus estallidos y sus decisiones son un buen argumento para desacreditar al prójimo y mostrarle a las graderías lo que les espera. La situación que vivimos en Venezuela constituye un espejo en el cual nadie desea verse retratado.
Poco se puede pronosticar en adelante sobre Humala y el futuro del Perú. En las elecciones pasadas buena parte del país corrió apurada a votar por Alan García para evitar a toda costa que Humala arribara al poder en la segunda vuelta. En esta ocasión ha ganado, comprometiéndose a respetar la democracia y entregar el poder en el momento señalado. Hasta Mario Vargas Llosa ha terminado decidiéndose por él.
Esta muy lejos esto de ser un aval para un político latinoamericano en ejercicio. Pero en esta materia, lo sabemos, la región es una caja de sorpresas.

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