JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE | EL UNIVERSAL
jueves 23 de junio de 2011 05:11 PM
La oposición venezolana ha manifestado una tímida protesta contra Chávez por la forma en que se ha ausentado del país, haciendo caso omiso de las formalidades que establece la Constitución Bolivariana cuando el Presidente sale por más de cinco días. Se habla incluso de falta temporal, dado el tiempo que tiene ya afuera; si lo contamos desde su viaje a Ecuador y Brasil algo más de tres semanas.
Lo peor es que no se sabe cuándo regresará y tampoco hay información veraz sobre su estado de salud. Existe naturalmente, algo de incertidumbre y de angustia por la situación que atraviesa la gobernabilidad del país, pues aunque hay un Vicepresidente en funciones, no ha sido autorizado constitucionalmente para ejercer la Presidencia mas allá del tiempo permitido y tampoco se ha declarado, formalmente, la falta temporal del Presidente, no obstante que acaba de ser intervenido quirúrgicamente en Cuba, donde aún se encuentra en convalecencia posoperatoria. La situación se ha complicado con la aparición, en días pasados, en la Gaceta Oficial, de una ley sobre Endeudamiento Adicional que Chávez firmó en La Habana, lo cual es totalmente irregular pues no se ha seguido el procedimiento constitucional para promulgación de leyes. Por su parte, los representantes del Gobierno alegan que no pasa nada, que Chávez fue autorizado a viajar y que esa autorización basta, pues lo de la operación en Cuba se debió a una emergencia, a un imprevisto; que Chávez se mantiene en contacto constante con su equipo y que sigue dando órdenes desde La Habana, que la oposición trata de crear un caos donde no lo hay.
Pero la pregunta que uno debe hacerse es si de verdad esta situación le interesa a algún venezolano de la calle, más allá de la circunstancia u oportunidad que brinda a los dirigentes políticos para hacer crítica y oposición. Yo particularmente creo que no, que a nadie de verdad le importa si gobierna desde La Habana o desde la Luna; si se cumplieron o no determinadas formalidades en la publicación de una ley, si estamos o no en presencia de una falta temporal del Presidente, etc. La realidad es que el venezolano tiene tantos problemas para enfrentar el día a día, para sobrevivir, que no creo que le quede tiempo para pararse a pensar en sofisticadas situaciones legales o políticas, que en otras latitudes serían cuestiones de Estado, que acapararían la atención del público y de la ciudadanía en general. Y es que al final de cuentas, que más nos da a los venezolanos de a pie, si Chávez se queda en Cuba dos días, una semana, un mes o toda la vida. Es que acaso hace alguna diferencia que Chávez esté aquí en Venezuela físicamente o que se encuentre en una isla vecina, ¿cambia algo en su gobierno? ¿Mejora la calidad de vida de los venezolanos en seguridad, salud, vivienda, precio de los alimentos? ¿Qué nos importa, si da una orden por teléfono, desde Caracas o desde La Habana? Y en cuanto a las cadenas, estos días también ausentes de nuestros televisores, quien quita que las transmita desde algún paraje de La Habana tropical y ¿qué más da?
Bien pensado el asunto, el venezolano sabe que no estamos en presencia de algo nuevo, por que la verdad es que Chávez lleva ausente de Venezuela más de unos días o unas semanas o unos meses. Lo cierto, es que su mente viajera ha estado la mayor parte de estos dos lustros y medio, ocupada en asuntos de carácter internacional, de expansión de la revolución, más que en los de su propio país y que por eso no hay cambio alguno cuando él está o no está, y que no importa el Vicepresidente que ponga de comodín, ya van más de una docena, para recibir órdenes. Más que una falta temporal, la suya es una ausencia permanente, absoluta. Por eso yo coincido con el PSUV, con los diputados, ministros y voceros oficialistas, que no hay razón o motivo para preocuparse, que la oposición política es alarmista, agiotista, porque nada ha cambiado, porque no pasa nada ¡triste y absolutamente nada!
Lo peor es que no se sabe cuándo regresará y tampoco hay información veraz sobre su estado de salud. Existe naturalmente, algo de incertidumbre y de angustia por la situación que atraviesa la gobernabilidad del país, pues aunque hay un Vicepresidente en funciones, no ha sido autorizado constitucionalmente para ejercer la Presidencia mas allá del tiempo permitido y tampoco se ha declarado, formalmente, la falta temporal del Presidente, no obstante que acaba de ser intervenido quirúrgicamente en Cuba, donde aún se encuentra en convalecencia posoperatoria. La situación se ha complicado con la aparición, en días pasados, en la Gaceta Oficial, de una ley sobre Endeudamiento Adicional que Chávez firmó en La Habana, lo cual es totalmente irregular pues no se ha seguido el procedimiento constitucional para promulgación de leyes. Por su parte, los representantes del Gobierno alegan que no pasa nada, que Chávez fue autorizado a viajar y que esa autorización basta, pues lo de la operación en Cuba se debió a una emergencia, a un imprevisto; que Chávez se mantiene en contacto constante con su equipo y que sigue dando órdenes desde La Habana, que la oposición trata de crear un caos donde no lo hay.
Pero la pregunta que uno debe hacerse es si de verdad esta situación le interesa a algún venezolano de la calle, más allá de la circunstancia u oportunidad que brinda a los dirigentes políticos para hacer crítica y oposición. Yo particularmente creo que no, que a nadie de verdad le importa si gobierna desde La Habana o desde la Luna; si se cumplieron o no determinadas formalidades en la publicación de una ley, si estamos o no en presencia de una falta temporal del Presidente, etc. La realidad es que el venezolano tiene tantos problemas para enfrentar el día a día, para sobrevivir, que no creo que le quede tiempo para pararse a pensar en sofisticadas situaciones legales o políticas, que en otras latitudes serían cuestiones de Estado, que acapararían la atención del público y de la ciudadanía en general. Y es que al final de cuentas, que más nos da a los venezolanos de a pie, si Chávez se queda en Cuba dos días, una semana, un mes o toda la vida. Es que acaso hace alguna diferencia que Chávez esté aquí en Venezuela físicamente o que se encuentre en una isla vecina, ¿cambia algo en su gobierno? ¿Mejora la calidad de vida de los venezolanos en seguridad, salud, vivienda, precio de los alimentos? ¿Qué nos importa, si da una orden por teléfono, desde Caracas o desde La Habana? Y en cuanto a las cadenas, estos días también ausentes de nuestros televisores, quien quita que las transmita desde algún paraje de La Habana tropical y ¿qué más da?
Bien pensado el asunto, el venezolano sabe que no estamos en presencia de algo nuevo, por que la verdad es que Chávez lleva ausente de Venezuela más de unos días o unas semanas o unos meses. Lo cierto, es que su mente viajera ha estado la mayor parte de estos dos lustros y medio, ocupada en asuntos de carácter internacional, de expansión de la revolución, más que en los de su propio país y que por eso no hay cambio alguno cuando él está o no está, y que no importa el Vicepresidente que ponga de comodín, ya van más de una docena, para recibir órdenes. Más que una falta temporal, la suya es una ausencia permanente, absoluta. Por eso yo coincido con el PSUV, con los diputados, ministros y voceros oficialistas, que no hay razón o motivo para preocuparse, que la oposición política es alarmista, agiotista, porque nada ha cambiado, porque no pasa nada ¡triste y absolutamente nada!
No comments:
Post a Comment