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Pedro Paúl Bello
Lunes, 6 de junio de 2011
La victoria de Ollanta Humala en la elección en el Perú, es noticia grave y preocupante para toda la subregión que integra el Continente Sur. Pero también lo es para toda la Humanidad, pues la amenaza consiste en que comienza a fortalecerse el plan, que Fidel Castro concibiera, de desatar un conflicto mundial bi-hemisférico, idea que nació en la mente de este personaje --que se diría odia al ser humano-- a raíz del fracaso militar norteamericano en la guerra con el Viet-Nam. Entonces concibió la idea, pero ésta se concretó, como proyecto, cuando se derrumbó el Imperio Soviético, hecho simbolizado por la caída del Muro de Berlín.
En efecto, al realizar el tirano de la hermosa isla caribeña que se derrumbó la URSS, su sostén ideológico, político y sobre todo económico, su cerebro seguramente comenzó a trabajar intensamente para concebir el modo de mantener intacto su opresivo dominio sobre Cuba, lo que, necesariamente, tenía que conducirle a buscar la manera de neutralizar al odiado “imperio”, acariciando mentalmente la fantasía de su destrucción.
Fue, precisamente, el fracaso de los Estados Unidos en Viet-Nam lo que inspiró a Castro o a Ernesto Guevara --o a ambos-- el proyecto llamado de “la media luna”, ideado para provocar contra Estados Unidos una guerra semejante a la de Viet-Nam, la cual habría de nacer en las zonas selváticas que, desde Bolivia, describen un círculo al este del Perú y Ecuador, el sureste de Colombia, el sur de Venezuela y el norte del Brasil (de allí el nombre de la “media luna”). El supuesto equivocado fue que los pobres, que habitaban en todo ese territorio, habrían generarían una conflictividad subversiva, tal, que amenazaría la potencia militar del norte, la cual se vería confrontada no por un viet-nam, sino por “dos, tres, cinco, diez viet-nam”. ¿Has oído ese dicho en alguna parte, amigo lector? El resultado del proyecto fue el fracaso, lo sabemos. El Che Guevara no obtuvo apoyo mayor a una puñada de campesinos en la selva boliviana: descubierto o traicionado --no hay constancia histórica, por ahora-- Guevara murió cuando iba a ser capturado en el sitio donde estaba su lugar de operaciones.
Pero el derrumbe de la Unión Soviética y sus consecuencias para el régimen de Cuba, sirvieron para renovar en la cabeza de Castro la idea de intentar de nuevo el ensayo fracasado de la “media luna”, pero modificado: la zona preferencial del nuevo proyecto sería, esta vez, la del norte de Sudamérica: Colombia, cuyas guerrillas lo favorecerían si tomaban el poder; Brasil, cuyo enorme Norte, miserable y rebelde, sería un apoyo indispensable y… Venezuela, cuyas Fuerzas Armadas en la década de los 60 habían derrotado la subversión interna alimentada desde Cuba, así como los intentos de invasión, ambos urdidos por su régimen comunista. Además, la captura comunista de Venezuela significaba mucho dinero; el dinero de nuestro petróleo.
En 1990 se constituyó una organización fundamental como apoyo del “Proyecto” : El Foro de Sao Paolo. Con habilidad se constituyó el Foro, que contó con el apoyo de Lula, el radical líder del Partido de los Trabajadores (su mano derecha, Amorín, lo presidiría) y los más radicales movimientos de la izquierda continental, pero bien disimulados por la concurrencia de partidos moderados que se afiliaron al FSP. La izquierda marxista venezolana fue representada por Pablo Medina. Cuando Chávez quedó libre comenzó a participar en las reuniones anuales del Foro, pero ya había establecido contacto con lideres del radicalismo mundial, en particular con los del Medio Oriente: Saddad Husseim, Ghedaffi y otros.
La conspiración militar que inició el radicalismo comunista en Venezuela desde los años 70, tomó giros desconocidos por muchos de sus integrantes: sólo Chávez y los suyos muy cercanos conocían sus alcances. Tomar el poder significaba, para éstos pocos, poner en marcha el proyecto de Fidel Castro: los proventos del petróleo permitirían financiar el plan y facilitaría la captura de gobiernos en otros países; las guerrillas colombianas serían factores de la mayor importancia. El ascenso a la Presidencia de la República de Venezuela en 1999 fue el verdadero inicio del funcionamiento del Proyecto de Castro.
Después, todo se fue facilitando: Lula alcanzó la Presidencia en Brasil; después fue lo mismo en Bolivia y en Ecuador. Más luego, Ortega volvió en Nicaragua. Muchos venezolanos se preguntaron y se preguntan ¿por qué Chávez desatiende las necesidades de los venezolanos y dedica tanto dinero a favorecer otros países latinoamericanos y fuera del Continente?; ¿Por qué nuestro país ha llegado a la ruinosa situación del presente y nada se invierte acá, pero se envían cantidades enormes del dinero (nos entró más de un millón de millones de dólares) a otros países? ¡Para alimentar y fortalecer el Proyecto!
Amigos: el Proyecto castrista avanza aceleradamente. No logró, por poco, capturar a México pese al apoyo que le dio Chávez a López Obrador; en Uruguay, Tabaré Vásquez lo esquivó; lo mismo le ocurrió en El Salvador y, en Honduras, la destitución de Zelaya fue un duro golpe que están en vías de reparar; la democrática Presidente Bachelet no le dio entrada en Chile, pero la complicidad, más por corrupción que por compromiso, de los Kitchner ha sido políticamente útil. Pero, ahora, la victoria de Humala en el Perú, país hermano que va a sufrir una situación semejante o peor que la nuestra, implica un cambio trágico a favor del Proyecto.
Por lo pronto, geográficamente, Chile queda rodeado por la Argentina de Kitchner, Bolivia de Evo y el Perú de Humala; Colombia, rodeada de una Venezuela chavista, el Ecuador de Correa y el Perú de Humala. Brasil, que es una Nación descentralizada, de instituciones políticas muy sólidas y Fuerzas Armadas muy fuertes, no es manipulable, lo que impidió a Lula participar activamente, así como será seguramente para la actual Presidente, pero la situación en la Sub-Región se va a hacer muy delicada.
Los vínculos con los países del Medio Oriente, especialmente con Irán, son muy amenazadores. Los grupos irregulares y muy radicales de esas proveniencias se han instalado en la Región. Las alianzas y compromisos con ellos son muy graves y delicados. La intención del proyecto castrista, en su expresión culminante, tiende a desatar una guerra bi-hemisférica. Pero que lamentable es ver que, mientras los pueblos oprimidos de esa Región luchan y se sacrifican por lograr su libertad, los de la nuestra se hunden más, engañados por el mito comunista.
La infección procede de Cuba, pero el vector transmisor del mal es el régimen de Venezuela. Nuestro compromiso, por tanto, es con Venezuela, con toda la Región y con el mundo todo: No nos podemos dar el “lujo” de ser irresponsablemente indiferentes o apáticos. Tenemos que salir de esto: Es esa nuestra gran responsabilidad en la hora presente.
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