Friday, January 4, 2013

Así son las cosas

En: http://www.eluniversal.com/caracas/130104/asi-son-las-cosas

OSCAR YANES |  EL UNIVERSAL
viernes 4 de enero de 2013  12:00 AM
Noches de la plaza Bolívar
La Banda Marcial es la organización musical más antigua que tiene Venezuela. Fue fundada por decreto presidencial de Juan Crisóstomo Falcón.

Hablar de la Banda Marcial es decir Pedro Elías Gutiérrez, plaza Bolívar, mujeres, cuentos picantes e historias serias; "picones", rascabucheos y todo lo que tiene que ver cuando, al compás de la música al aire libre, nace la aventura urbana.

Por 37 años, Pedro Elías Gutiérrez fue director de la Banda. Dominaba el contrabajo como nadie, y en sus mocedades le ofrecieron una beca para estudiar en Europa, pero la rechazó porque no quiso abandonar a su mamá. Pasó por la academia, pero fue virtualmente autodidacta. La zarzuela fue su especialidad. También el vals. Y se cubrió de gloria con Alma Llanera, de la zarzuela del mismo nombre. Alma Llanera sigue siendo considerado como el segundo Himno Nacional.

El maestro Gutiérrez tenía lo que hoy algún pedante profesor de comunicación social llamaría "sentido de los factores de valorización de la vida cotidiana". Hablando en criollo, le sacaba musicalmente el jugo a lo que le gustaba a la gente.

Cuando la gran Anna Pavlowa conquistó a los caraqueños, Pedro Elías compuso lo que se llamaba una "Gaviota" y la rusa suspiró en plena plaza Bolívar, lo besó y le dijo: "Su música es divina maestro".

Horas antes de que desembarcara en Puerto Cabello el gran torero Gaona, Gutiérrez estaba ejecutando en la plaza Bolívar el pasodoble Gaona.

Cuando llegó Lindbergh a Caracas, Pedro Elías interpretó en la noche con la Banda Marcial dos estrenos: Coronel Lindbergh, one step, y el fox-trot Lindbergh. Algunas damas no lograron contenerse y en plena plaza bailaron el fox.

El autor de Alma Llanera, ratificó la fama de las noches de la plaza Bolívar y también logró congregar a las mujeres más bellas de la ciudad en las inolvidables retretas de los domingos.

En 1910 se regó la bola en el globo que se acercaba el fin del mundo, pues el Cometa de Halley iba a chocar con la tierra. Centenares se fueron el 19 de mayo, con la mujer y los muchachos, a esperar el fin del mundo en la plaza Bolívar.

El viernes 14 de febrero, cuando decenas de personas murieron en la plaza Bolívar defendiendo la libertad de expresión, con la consigna de NO QUEREMOS CARNAVAL, QUEREMOS LAS GARANTIAS PUBLICAS, el maestro Sojo llegó aquella misma noche a la plaza, acompañado por más de 50 miembros del Orfeón Lamas, a cantar el Himno Nacional, junto a las velitas que la gente del pueblo había encendido, cerca de la estatua, para rezar a sus muertos. Al terminar el himno todos lloraban.

Las noches de la plaza Bolívar estaban llenas de episodios, profundamente venezolanos.

¿Desde cuándo no pasa usted de noche por la plaza Bolívar? Ir a las diez de la noche, por ejemplo, por el Pasaje Capitolio, es una tarea reservada para un veterano de la guerra del Golfo si ha sido debidamente aconsejado por un combatiente del Segundo Frente (invasión de Francia, en la Segunda Guerra Mundial).

Así son las cosas

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