Wednesday, January 30, 2013

Bandera sin caballo blanco

En: Recibido por email

Editorial de www.analítica.com

Bandera en alto Cuba y los cubanos han pasado de ser una inexplicable obsesión del Presidente y sus hombres y mujeres de confianza, para transformarse en una creciente humillación para el pueblo que una vez hizo gala de ser bravo y del orgullo de su soberanía

Sitio público a sitio público, sin aspavientos pero sin ocultarlo, frente a todos, civiles y militares, nos van clavando la bandera cubana en Venezuela. Ya no es un rumor, es una realidad en expansión. No es curiosidad de hoteles que exhiben banderas de diversas nacionalidades en reconocimiento a sus huéspedes más frecuentes. No es saludo a un ocasional visitante ilustre. La bandera de Cuba es una realidad desplegada  en empresas del Estado y en instalaciones militares.
No es sólo que los venezolanos tengamos la desagradable y bochornosa sensación de que nuestro destino esté siendo decidido en base a los conceptos e intereses de los nefastos hermanos Fidel y Raúl Castro y sus principales funcionarios. No son sólo las diarias denuncias y rumores sobre la presencia activa y con poder de decisión de burócratas, policías y militares cubanos en las dependencias civiles y militares de Venezuela. Es la presencia clavada con un asta y una bandera en nuestro territorio, en nuestra soberanía y en la vergüenza de cada venezolano honesto.
Ya los cubanos no son aquellos bien recibidos entrenadores deportivos, ni siquiera los primeros esperanzadores médicos para trabajar en los barrios populares. Bandera en alto Cuba y los cubanos han pasado de ser una inexplicable obsesión del Presidente y sus hombres y mujeres de confianza, para transformarse en una creciente humillación para el pueblo que una vez hizo gala de ser bravo y del orgullo de su soberanía.

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